De la resistencia a la construcción de una fuerza progresista y moderna.
Hace ya ocho años del plenario de renovación de autoridades que, en Octubre de 2001, colocaba a Angel Rozas al frente del Comité Nacional de la UCR.
Hace ya ocho años del plenario de renovación de autoridades que, en Octubre de 2001, colocaba a Angel Rozas al frente del Comité Nacional de la UCR.
Aquel Comité Nacional que llegaba para apuntalar a un gobierno en franca caída, terminó abriendo el proceso de resistencia que caracterizó el accionar de la Unión Cívica Radical todos estos años. Porque los factores que atravesaban la crisis de la UCR excedían el fracaso de aquel gobierno, cuyo signo radical nunca hemos negado. Porque la crisis del sistema de representación (sintetizado en la consigna reaccionaria “que se vayan todos”) alcanzó a todos los partidos políticos tradicionales e incluso a las agrupaciones más nuevas (como el Frepaso y Acción por la República). Y porque la crisis económica, desnudó la fragilidad de la situación social y la inestabilidad del sistema político. En tal sentido hemos valorado como positiva la capacidad del sistema institucional de sobreponerse a la crisis de 2001/2002, lo que quizás pueda marcar el momento en que nuestra joven democracia asumía su madurez. El radicalismo se sumió en una profunda crisis de identidad, caracterizada por la diáspora de cuadros y militantes, por la pérdida de los objetivos políticos, por la ausencia de una estrategia que condujera en un mismo sentido al colectivo que seguía representando la UCR, entonces más por historia que por presente. La performance de la lista 3 en la elección presidencial de abril 2003 constituyó el hito más notable de esa caída, donde fue clara la pérdida de dirección nacional partidaria, en contraste con algunos éxitos en la política sub-nacional. La asunción de Kirchner en Mayo de 2003 inauguró un tiempo nuevo. El crecimiento de la economía tras años de recesión y en el contexto de condiciones internacionales favorables, marcaba la estabilización del clima social, aún cuando la recomposición del tejido socioeconómico no alcanzaría nunca a compensar los niveles de desigualdad alcanzados. Con todo, Kirchner lograba el consenso de vastos sectores sociales, ante la necesidad de reconstituir la autoridad presidencial y también con algunas decisiones acertadas. Tras el éxito del gobierno nacional en las elecciones legislativas de 2005, con el saldo del liderazgo indiscutido en el justicialismo, comenzó a desnudarse la ausencia de un Proyecto Político transformador para la Argentina, consolidándose las características populistas del gobierno justicialista: un autodenominado líder que interpela al pueblo para solucionar todos los males que los viejos partidos, la dirigencia tradicional le han causado; la identificación de una oligarquía (cada vez más difícil de reconocer en tanto los procesos de acumulación han mutado su esencia) como principal responsable de la postergación de los sectores populares; la articulación de políticas de redistribución con características clientelísticas y de corto plazo, que en modo alguno importaron políticas transformadoras en términos de modificaciones en las estructuras sociales desigualitarias del País; profundización de la anomia, con un marcado desprecio por la institucionalidad republicana, mucho mas marcado en los aspecto sustantivos que en los meramente formales. En 2009 la sociedad expresó su rechazo mayoritario a la actual versión del justicialismo en el gobierno, abriendo la oportunidad a la oposición para construir una alternativa viable.
La Juventud Radical en luchaLa mayoría opositora en las anteriores elecciones esconde el hecho que no es correcto hablar de “la oposición” sino en casos que debieran ser contados. Creemos que sería deseable el poder entablar acuerdos en diferentes puntos tanto con otros partidos opositores (en el caso, mas bien facciones) cuanto con el gobierno, por cierto que acuerdos no-electorales sino mas bien en materia legislativa, en la medida que ello sea conducente y conforme a una razonable y responsable interpretación de nuestros postulados doctrinarios y la dinámica de la realidad del país.
La UCR ha entrado en una nueva etapa de su historia política. Han pasado los años de resistencia y se hace impostergable asumir esta realidad, que nos plantea nuevos desafíos por delante. La Juventud Radical ha sido uno de los pilares del Partido en los momentos más difíciles, en las decisiones más dolorosas, en la lucha por demostrar que este viejo Partido tiene vida en tanto asume la responsabilidad de convertirse en un vehículo de las demandas populares para construir una Argentina democrática, justa, abierta al mundo, con un sentido de progreso que resulte inclusiva para todos sus hombres y mujeres.Es el momento de repensar a la Unión Cívica Radical como una fuerza popular, progresista y moderna capaz de interpelar y representar demandas sociales, a la par que de accionar políticamente para incidir en la agenda pública, a fin de no quedar rezagados discutiendo temas impuestos por otros actores, en particular aquellos que expresan la dimensión económica de los factores de poder. En tal sentido, vemos con preocupación que la UCR es una organización diseñada para otro tiempo, centrada en la territorialidad. En punto a ello, este criterio debe combinarse con la dimensión funcional que expresa a actores sociales y económicos actuantes organizadamente en la vida nacional. Una línea de acción inmediata debe ser el retomar o constituir con pretensiones de sistematicidad, vínculos con la diversidad de instituciones que expresan el variado paisaje de la sociedad civil. Es tiempo de emprender con seriedad una gran reforma del Partido, renovar los objetivos políticos, los mecanismos institucionales, la organización nacional, en definitiva, se trata de discutir y avanzar en relación al perfil que queremos darle al Radicalismo del siglo XXI. La Juventud Radical ratifica su vocación de acentuar el perfil socialdemócrata de la Unión Cívica Radical. Ello no implica en modo alguno desconocer la especificidad histórica del partido fundado por Leandro Alem en esta tierra sudamericana. Se postula en cambio, dar impulso a los elementos doctrinarios que desde siempre ha sostenido el Radicalismo, en tanto partido de las libertades del individuo y de las reformas socioeconómicas en procura de condiciones materiales para asegurar el ejercicio de la libertad. Debemos por otra parte, tener presente el finalismo ético que constituyó al radicalismo como un partido policlasista, “de nietos de próceres e hijos de inmigrantes” al decir de Ricardo Rojas, nucleados en objetivos democratizadores. Observamos además que la agenda pública argentina no puede ser sino una agenda igualitaria, puesto que una lectura de la situación argentina elaborada desde el mero realismo político da cuenta que es preciso encontrar caminos hacia el desarrollo, ante el riesgo de profundizar la transformación que ha convertido a la argentina en un país marcado por la desigualdad, la pobreza, la violencia social y la ausencia de las instituciones estatales en la vida de vastos sectores de la población. La Juventud Radical, rechaza el mero consignismo político, puesto que no se trata de formular enunciados progresistas, sino de actuar en la vida política impulsando el progreso social. En tal sentido, consideramos crucial la dimensión instrumental, en un pie de igualdad a las definiciones políticas.En términos concretos, planteamos la necesidad de que el Partido discuta y disponga mecanismos que favorezcan la formación de cuadros políticos en áreas técnicas. Es decir, mas allá de la acción formadora vinculada a la praxis política y a la instrumentada por las fundaciones y centros que declaran su pertenencia a la UCR, la organización partidaria tiene que plantearse instrumentar mecanismos para gestionar y asignar recursos para la formación de cuadros en instituciones adecuadas. Desafíos para la próxima conducción nacional de la UCR. El próximo Comité Nacional tiene ante sí el desafío de apuntalar la reunificación del radicalismo esbozada desde 2008 y orientar el camino hacia el 2011. En relación a la construcción de poder, junto con la afirmación nada ingenua de que “el secreto de todo poder está en el desprecio de todo poder”, expresamos que en razón de las experiencias adquiridas respecto a la diferencia existente entre el triunfo electoral y acceso a la titularidad del poder ejecutivo, y la herramientas que se tienen para llevar adelante el gobierno en condiciones desfavorables y de crisis, el Partido ha de tener presente la dimensión no electoral de la política, que ciertamente es mayor que la cuestión electoral, que no puede erigirse en el elemento central de la construcción. Es por ello que reafirmamos nuestro compromiso con una línea de acción política que promueva la unidad del radicalismo en el marco de la organización partidaria, sobre la premisa de que para ello deben existir reglas claras respetadas por todos los actores internos. Sobre la premisa de la necesidad de que la próxima conducción partidaria pueda expresar en su integración una nueva etapa del Radicalismo, reclamamos la efectiva participación de la Juventud en las instancias formales y reales de toma de decisiones. Ante la serias posibilidades de acceder al gobierno, demandamos un compromiso cierto de todos los radicales con su partido y la vocación de construir con los sectores políticos que son afines a nuestro ideario, más allá del oportunismo y la mera oposición al gobierno. En tal sentido, la oposición radical debe ser, al tiempo que firme, leal y responsable, y debe procurar que el actual gobierno justicialista cumpla el mandato constitucional otorgado en octubre de 2007. Por ello, la Juventud Radical advierte que la unidad no debe ser considerada un punto de partida, sino la consecuencia de un proceso de debate y movilización de todos los sectores del Partido que culmine en un Programa común y en una estrategia colectiva para llevar a la UCR al gobierno, con la consistencia política suficiente para efectivamente conducir al país por los senderos perdidos del desarrollo.Documento aprobado por Resolución de la Mesa Directiva del Comité Nacional de la Juventud Radical, reunida en Buenos Aires el 3 de octubre de 2009.
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