Al doctor Ricardo Balbín
Buenos Aires, 26 de febrero de 1958.
Distinguido compatriota y correligionario: Su nombre fue bandera en las luchas del civismo, desde los años juveniles. La libertad y la dignidad de los argentinos fue su pasión; en su holocausto vivió hasta el sacrificio.
Buenos Aires, 26 de febrero de 1958.
Distinguido compatriota y correligionario: Su nombre fue bandera en las luchas del civismo, desde los años juveniles. La libertad y la dignidad de los argentinos fue su pasión; en su holocausto vivió hasta el sacrificio.
Detrás de las rejas de Olmos fue un símbolo en la resistencia viril contra el despotismo. Las calles de las ciudades y los pueblos de la República, recibieron el acento de su voz emocionada en el intento propicio del reencuentro para el quehacer fecundo del mañana. Supo poner emoción de hombre bueno en las tribunas levantadas para las madres y los jóvenes en la búsqueda del camino que mitigara el dolor de las heridas de los años oscuros, vividos con fe en la redención cívica del país.
El radicalismo lo quiso llevar al sillón de Rivadavia para que sembrara la paz anhelada. La coalición antiradical venció en las urnas y desde el instante del pronunciamiento usted declaró volver a ser un afiliado más al servicio del viejo e inmarcesible ideal partidario.
Los radicales, que jamás arriamos las banderas, no hablamos de empezar de nuevo, sino de seguir la lucha: ¡Siempre adelante!, porque el país necesita de este radicalismo que prefirió la derrota a una victoria fácil de lograr con la deformación de la conducta. Leales al espíritu de la Revolución, no usamos sus errores para la conquista de resentidos. Como siempre, abrimos los brazos al convencido honesto. Sin dar ni pedir. Reclamamos coincidencia en el patriotismo y fe en la honradez; usted fue, ante esa premisa histórica, un sacrificado. Hoy vuelve a ser un abanderado de la resistencia contra el retorno -insinuado en las calles- de una época que el país creía definitivamente superada.
El radicalismo de la provincia de Buenos Aires mantiene expectante sus cuadros de lucha. El nuevo gobiemo constitucional tiene que cumplir un deber democrático y liberiario. En la medida que así lo haga, esos cuadros seguirán fieles a los intereses de la República, en el respeto a la ley y sus instituciones; si así no fuere, la rebeldía radical volverá a ser faro de la libertad y usted, doctor Balbín, acumulará en el haber de su contribución para la dignidad argentina, la aporiación de su nuevo y patriótico sacrificio. A su lado estaremos los radicales.
No olvidamos a su digna esposa y a sus hijos, que tanto han sufrido a través de toda su vida. Para ellos y para usted, en nombre del radicalismo de Buenos Aires y en el nuestro propio, un fraterno abrazo.
(Fdo.): Alfredo M. Ghiglione, presidente; Eduardo Esteves, Octavio Ortíz , secretarios.
RESPUESTA DEL DOCTOR BALBÍN
(Fechada el 5 de marzo de 1958)
Me ha emocionado usted con su carta, y por su intermedio me ha premiado en demasía el radicalismo de Buenos Aires. Agradezco muy íntimamente sus buenas y enaltecedoras palabras.
Por lo demás, me es grato significarle que comparto los conceptos y el criterio sustentado por la Mesa Directiva del comité de su presidencia.
Es verdad que puede la Unión Cívica Radical del Pueblo estar orgullosa de su lucha, de sus tareas y de sus definiciones. Es que tiene demasiada historia y sobradas actitudes de dignidad como para que pueda equivocar rumbos, cuando está en juego la conducta de los hombres, o busca el país nortes de superación.
Es cierio, también, que en el proceso argentino de estos tiempos hemos sido leales al espíritu de una revolución, en cuanto dio término a una conducción dictatorial para reencontrar al país en la democracia.
Nuestra lealtad para con el hombre libre y la aspiración de consagrarlo, sirvió para la crítica interesada e injusta; pero estemos seguros que el tiempo se encargará de demostrar que el generoso y levantado gesto del radicalismo hizo posible cumplir el fin superior y principal que alimentó la resistencia del pueblo, que posibilitó la revolución y alcanzó el comicio. Es, por ello, que frente a los escena mayor, no cuenta nuestra derrota material, ya que en el examen de la perspectiva ancha, lo que habrá de computarse será la dignidad de un partido que, a despecho de la ventaja circunstancial, supo ser fiel a los contenidos de su definición y de su lucha. De ahí que cuando se exhibe la cifra adversa vinculada al logro del poder y abultada de cualquier modo, se agranda en la escena la personalidad moral de la Unión Cívica Radical del Pueblo.
Definimos en torno al hombre libre, que seguro en el pleno ejercicio de sus derechos dignifica las instituciones, somos adversarios declarados de toda concepción que lo niegue. Por eso, hablamos siempre a su responsabilidad, y seguiremos haciéndolo así, al margen de cualquier especulación política dispuestos a enfrentarnos sin disimulos, contra quienes pretenden desvirtuar su vocación democrática o frustrar su legítimo anhelo de bienestar económico en un ámbito de paz y tranquilidad social. Para identificar lo adversario, habrá de saberse que no nos engañarán las exhibiciones, ya que el juicio lo tendremos que abrir sobre las realizaciones, los procedimientos y las conductas.
Por eso es que dice bien, señor presidente, cuando afirma que el radicalismo de la provincia de Buenos Aires mantiene expectantes sus cuadros de lucha, que es tanto como aseverar que no renunciamos a la brega y que defenderemos al país de toda deformación, porque como usted también lo sostiene, seremos "fieles a los intereses de la República en el respeto a la ley y a las instituciones de su democracia".
Al agradecer en nombre de mi esposa y mis hijos su afectuoso recuerdo, estrecho a usted en fuerte abrazo y por su intermedio saludo al radicalismo de mi provincia con todo cariño, cordialidad y simpatía.
(Fdo.): Ricardo Balbín
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