Militantes y Dirigentes de la Cantera Popular, corriente nacional renovadora de la Unión Cívica Radical, repudiamos enérgicamente las declaraciones de ministros del gobierno nacional que acusan de golpista a nuestro partido.
La UCR es la fuerza política, que con virtudes y defectos, ha defendido y practicado invariablemente los valores y principios democráticos a través de sus casi 120 años de existencia. Y precisamente no hemos sido nosotros aquellos que inauguramos las tristes y fatídicas interrupciones institucionales con el Golpe de 1930.
En este sentido, acusar al Radicalismo de golpista y antidemocrático es tan ridículo que empezamos a preocuparnos en torno a la salud mental de los hombres y mujeres que conducen los destinos de nuestro país.
Es normal que aquellos que hace tiempo, y con diferentes estrategias, intentaron horadar y hasta destruir los partidos políticos de nuestro país, sientan preocupación y temor ante la unidad partidaria y el proceso altamente incluyente que esta protagonizando la UCR.
Quisiéramos emplear tinta, expresándonos sobre proyectos, programas o planes del gobierno nacional para resolver la tragedia educativa, la concentración de la riqueza, el drama social, la destrucción del sistema público de salud, o esquemas de industrialización y desarrollo productivo para las provincias.
Pero este Gobierno paranoico, déspota y deshonesto, nos obliga a defender el honor de Alem, Irigoyen, Alvear, Illia, Larralde, Lebensohn, Balbín, Elpidio González, Sergio Karakachoff, Alfonsín y miles de militantes y dirigentes anónimos que abocaron su vida a la defensa de la democracia, la paz, la igualdad y el respeto por la ley y las instituciones.
La UCR es la fuerza política, que con virtudes y defectos, ha defendido y practicado invariablemente los valores y principios democráticos a través de sus casi 120 años de existencia. Y precisamente no hemos sido nosotros aquellos que inauguramos las tristes y fatídicas interrupciones institucionales con el Golpe de 1930.
En este sentido, acusar al Radicalismo de golpista y antidemocrático es tan ridículo que empezamos a preocuparnos en torno a la salud mental de los hombres y mujeres que conducen los destinos de nuestro país.
Es normal que aquellos que hace tiempo, y con diferentes estrategias, intentaron horadar y hasta destruir los partidos políticos de nuestro país, sientan preocupación y temor ante la unidad partidaria y el proceso altamente incluyente que esta protagonizando la UCR.
Quisiéramos emplear tinta, expresándonos sobre proyectos, programas o planes del gobierno nacional para resolver la tragedia educativa, la concentración de la riqueza, el drama social, la destrucción del sistema público de salud, o esquemas de industrialización y desarrollo productivo para las provincias.
Pero este Gobierno paranoico, déspota y deshonesto, nos obliga a defender el honor de Alem, Irigoyen, Alvear, Illia, Larralde, Lebensohn, Balbín, Elpidio González, Sergio Karakachoff, Alfonsín y miles de militantes y dirigentes anónimos que abocaron su vida a la defensa de la democracia, la paz, la igualdad y el respeto por la ley y las instituciones.
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