A continuación, y en virtud de las solicitudes recibidas, reenviamos el documento publicado por nuestra organización, en el marco del debate público que se viene sosteniendo en torno al rol de las organizaciones juveniles y la participación juvenil en la escena nacional. “La otra juventud se está formando lejos del poder, sobre la base de que la ética, la solidaridad y la coherencia son condiciones necesarias para que los liderazgos políticos sean referencias sociales que contribuyan a dejar atrás una de las crisis más profundas que sufre la Argentina, la crisis de valores” sostiene el texto que asume la forma de un aporte a una comprensión más acabada e integral de los procesos en marcha...
Hace pocos días, la Argentina se paralizó por la sorpresiva muerte del ex Presidente Néstor Kirchner y por la multitudinaria movilización que acompañó su despedida. Desde entonces, el comentario que atraviesa todos los debates políticos se refiere a la cantidad de jóvenes que participaron del velatorio de Kirchner, en la mayoría de los casos a partir del asombro o la sorpresa de haber `descubierto` una juventud movilizada y comprometida. Nosotros no nos sorprendimos. Hace muchos años que reconocemos que uno de los aciertos más importantes del kirchnerismo fue el aporte a la revalorización de la militancia política como herramienta de transformación, y desde ese lugar la apuesta a seducir y atraer a miles de jóvenes formados en el desencanto y la apatía que el neoliberalismo menemista irradió por años en nuestro País. Para eso el kirchnerismo construyó un relato propio que interpelaba a los jóvenes y los invitaba a involucrarse para que ´esas cosas no vuelvan a pasar en la Argentina´, convocó a cuadros juveniles y les brindó espacios de responsabilidad (en el ejecutivo, en el Congreso y legislaturas y en el mismo Partido), apostó por la conformación de organizaciones financiando su actividad e impuso en la agenda algunos temas de interés particular para nuestra generación -como la sanción de la Ley de matrimonio para personas del mismo sexo-. Sin embargo hay otra juventud para la cual el relato del kirchnerismo es, cuanto menos, contradictorio. Tal vez no sea el momento de profundizar en esas contradicciones del relato kirchnerista, pero básicamente, sus falacias más importantes se sostienen en la reivindicación de la lucha armada de los 70; la negación de la importancia fundacional en materia de Derechos Humanos para la Democracia recuperada del Juicio a las Juntas y la CONADEP (sin considerar el rol del Peronismo con la auto amnistía); la hipocresía de demonizar al menemismo siendo de público conocimiento el papel y las relaciones de los Kirchner durante esos años; y la falsa retórica de un Gobierno que ha favorecido a las corporaciones económicas y sindicales sin haber mejorado los índices de desigualdad ni la distribución del ingreso en un contexto extraordinario de 7 años de crecimiento económico. La otra juventud se está formando lejos del poder, sobre la base de que la ética, la solidaridad y la coherencia son condiciones necesarias para que los liderazgos políticos sean referencias sociales que contribuyan a dejar atrás una de las crisis más profundas que sufre la Argentina, la crisis de valores. Esta juventud también creció estos años, organizada en la Juventud Radical y en la Franja Morada. Creció en la adversidad pero en la plena convicción de que la lucha por los ideales, por la construcción de una sociedad justa e igualitaria, es una lucha sin tiempo. Miles de jóvenes están hoy militando en las organizaciones juveniles del radicalismo, que conserva su poder en el movimiento estudiantil nacional -conduciendo la Federación Universitaria Argentina desde 1983 ininterrumpidamente- , que también ha llenado (sin los favores de la publicidad oficial) el Luna Park, que ha congregado más de 5000 jóvenes a discutir y debatir horizontalmente en 3 Congresos entre Mayo y Octubre de este mismo año, y que en la JR tiene a la única organización juvenil en la Argentina que elige a sus autoridades democráticamente a través del voto de casi 150.000 afiliados en todo el País. No nos sorprendimos con la participación de los jóvenes la semana pasada. Por el contrario, nos moviliza saber que nuestra generación se compromete a ser protagonista de su tiempo porque entendemos que somos quienes tenemos la capacidad de interpretar mejor los cambios que ha experimentado el mundo, y comprender las nuevas demandas que debe satisfacer la política para mediar y ser motor de la lucha de los sectores populares. No somos una juventud que se defina desde el antagonismo (peronismo-antiperonismo) sino más bien a partir de una dialéctica que se construye con la historia y los valores que hacen al radicalismo y con la utopía de un horizonte distinto. Tenemos una diferencia fundamental: para nosotros, desde una visión nacional, popular y progresista, el fin nunca justifica los medios. Hay otra historia, que estamos escribiendo, que queremos construir. Un relato integrador, incluyente, maduro, que dé cuenta de los aciertos y errores cometidos. Que pone el acento en lo más importante: cambiar esta realidad trabajando por una Argentina con libertad e igualdad.
9 de noviembre de 2010.
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