miércoles, 24 de febrero de 2010

PLENARIO NACIONAL DE DISCUSIÓN Y FORMACIÓN POLÍTICA



VIERNES 26 DE FEBRERO:

9:00 hs: Acreditación: Comité Departamental Rosario (Paraguay 358)

10:00 hs: Panel Apertura:


Hugo Marcucci (Pte. Comité Provincial U.C.R.)
Julio Genesini (Presidente U.C.R. Departamental Rosario)
Darío Maiorana (Rector U.N.R)
Sergio Duarte (Sec. Gral. Mesa Nacional Franja Morada)
Pablo Domenichini (Presidente. F.U.A.)
Joaquín Olivera (Presidente F.U.R.)
12:00 HS: Almuerzo: Comité Departamental

14:00 hs: Panel: “Hacia una universidad de mayor inclusión: Los desafíos de las Universidades Nacionales en el diseño de políticas de excelencia académica, extensión y bienestar estudiantil.”

Excelencia Académica: Sr. Enrique Barés (Sec. Académico U.N.R.)
Extensión Universitaria: Sr. Adrián Polsicof (Dir. Voluntariado Fac. Humanidades y Artes – U.N.R.)
Bienestar Estudiantil: Arq. Héctor Peiró (Sec. Asuntos Estudiantiles U.N.R.)
Coordina : A Designar
16:30 hs: Taller: Construcción de la próxima Agenda FUA

Coordinadores: Pablo Domenichini, Emiliano Bastia, Patricio Isabella y Facundo Vera.
18:30 hs: “La reconstrucción de una agenda socialdemócrata para la Unión Cívica Radical”

Hernán Rossi (Presidente Instituto Moisés Lebensohn)
Maximiliano Abad (Concejal Mar del Plata, U.C.R.)
Coordina: Gastón Mutti (Docente Fac.Ciencia Política)
20:00 hs: “Situación Internacional: El cambio de paradigma.”

Alejandro Vila (Sec. Estudiantil Fac. Humanidades y Artes)
Marcelo Stubrin (Ex Diputado Nacional UCR)
Coordina: A designar
22:00 hs: Cena Comedor Universitario

00:00 hs: FIESTA

SABADO 27 DE FEBRERO:

10:00 HS: Taller: Organización

12:30 HS: Almuerzo en el Comedor Universitario


15:00 hs: Panel: “Situación Nacional: el camino del radicalismo hacia el 2011”

Luis Naidenoff (Senador Nacional U.C.R.)
Ricardo Alfonsín (Diputado Nacional U.C.R.)
Coordina: Mg. María Eugenia Schmuck (Docente Fac. Ciencia Política y RRII U.N.R. – Directora Gral. Sec. Producción-Municipalidad de Rosario)
17:30 hs: Taller: Los desafíos de la organización de cara a la nueva L.E.S.

Coordinan: Emilio Bruno (Regional San Luis), Federico Miranda (Regional Litoral)
19:30 hs: “La Argentina kirchnerista: ¿progresismo o neo populismo? Análisis de la gestión de gobierno.

Dr. Hugo Quiroga (Docente Fac. Ciencia Política y RRII-UNR)
Lic. Franco Bartolacci (Sec. De Planificación Y Gestión Institucional, Docente Fac. Ciencia Política Y RRII)
Marcos Duarte
Coordina: Lic. José Goity (Sec. Técnico Fac. Humanidades y Artes)
22:00hs: cena en el Comité Departamental

23:00 hs: Representativa Nacional

00:00 hs: FIESTA

martes, 16 de febrero de 2010

NOTA A BALBÍN POR EL COMITÉ DE LA UCR DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES Y RESPUESTA

Al doctor Ricardo Balbín
Buenos Aires, 26 de febrero de 1958.


Distinguido compatriota y correligionario: Su nombre fue bandera en las luchas del civismo, desde los años juveniles. La libertad y la dignidad de los argentinos fue su pasión; en su holocausto vivió hasta el sacrificio.

Detrás de las rejas de Olmos fue un símbolo en la resistencia viril contra el despotismo. Las calles de las ciudades y los pueblos de la República, recibieron el acento de su voz emocionada en el intento propicio del reencuentro para el quehacer fecundo del mañana. Supo poner emoción de hombre bueno en las tribunas levantadas para las madres y los jóvenes en la búsqueda del camino que mitigara el dolor de las heridas de los años oscuros, vividos con fe en la redención cívica del país.

El radicalismo lo quiso llevar al sillón de Rivadavia para que sembrara la paz anhelada. La coalición antiradical venció en las urnas y desde el instante del pronunciamiento usted declaró volver a ser un afiliado más al servicio del viejo e inmarcesible ideal partidario.

Los radicales, que jamás arriamos las banderas, no hablamos de empezar de nuevo, sino de seguir la lucha: ¡Siempre adelante!, porque el país necesita de este radicalismo que prefirió la derrota a una victoria fácil de lograr con la deformación de la conducta. Leales al espíritu de la Revolución, no usamos sus errores para la conquista de resentidos. Como siempre, abrimos los brazos al convencido honesto. Sin dar ni pedir. Reclamamos coincidencia en el patriotismo y fe en la honradez; usted fue, ante esa premisa histórica, un sacrificado. Hoy vuelve a ser un abanderado de la resistencia contra el retorno -insinuado en las calles- de una época que el país creía definitivamente superada.

El radicalismo de la provincia de Buenos Aires mantiene expectante sus cuadros de lucha. El nuevo gobiemo constitucional tiene que cumplir un deber democrático y liberiario. En la medida que así lo haga, esos cuadros seguirán fieles a los intereses de la República, en el respeto a la ley y sus instituciones; si así no fuere, la rebeldía radical volverá a ser faro de la libertad y usted, doctor Balbín, acumulará en el haber de su contribución para la dignidad argentina, la aporiación de su nuevo y patriótico sacrificio. A su lado estaremos los radicales.

No olvidamos a su digna esposa y a sus hijos, que tanto han sufrido a través de toda su vida. Para ellos y para usted, en nombre del radicalismo de Buenos Aires y en el nuestro propio, un fraterno abrazo.

(Fdo.): Alfredo M. Ghiglione, presidente; Eduardo Esteves, Octavio Ortíz , secretarios.

RESPUESTA DEL DOCTOR BALBÍN
(Fechada el 5 de marzo de 1958)


Me ha emocionado usted con su carta, y por su intermedio me ha premiado en demasía el radicalismo de Buenos Aires. Agradezco muy íntimamente sus buenas y enaltecedoras palabras.
Por lo demás, me es grato significarle que comparto los conceptos y el criterio sustentado por la Mesa Directiva del comité de su presidencia.

Es verdad que puede la Unión Cívica Radical del Pueblo estar orgullosa de su lucha, de sus tareas y de sus definiciones. Es que tiene demasiada historia y sobradas actitudes de dignidad como para que pueda equivocar rumbos, cuando está en juego la conducta de los hombres, o busca el país nortes de superación.

Es cierio, también, que en el proceso argentino de estos tiempos hemos sido leales al espíritu de una revolución, en cuanto dio término a una conducción dictatorial para reencontrar al país en la democracia.

Nuestra lealtad para con el hombre libre y la aspiración de consagrarlo, sirvió para la crítica interesada e injusta; pero estemos seguros que el tiempo se encargará de demostrar que el generoso y levantado gesto del radicalismo hizo posible cumplir el fin superior y principal que alimentó la resistencia del pueblo, que posibilitó la revolución y alcanzó el comicio. Es, por ello, que frente a los escena mayor, no cuenta nuestra derrota material, ya que en el examen de la perspectiva ancha, lo que habrá de computarse será la dignidad de un partido que, a despecho de la ventaja circunstancial, supo ser fiel a los contenidos de su definición y de su lucha. De ahí que cuando se exhibe la cifra adversa vinculada al logro del poder y abultada de cualquier modo, se agranda en la escena la personalidad moral de la Unión Cívica Radical del Pueblo.

Definimos en torno al hombre libre, que seguro en el pleno ejercicio de sus derechos dignifica las instituciones, somos adversarios declarados de toda concepción que lo niegue. Por eso, hablamos siempre a su responsabilidad, y seguiremos haciéndolo así, al margen de cualquier especulación política dispuestos a enfrentarnos sin disimulos, contra quienes pretenden desvirtuar su vocación democrática o frustrar su legítimo anhelo de bienestar económico en un ámbito de paz y tranquilidad social. Para identificar lo adversario, habrá de saberse que no nos engañarán las exhibiciones, ya que el juicio lo tendremos que abrir sobre las realizaciones, los procedimientos y las conductas.

Por eso es que dice bien, señor presidente, cuando afirma que el radicalismo de la provincia de Buenos Aires mantiene expectantes sus cuadros de lucha, que es tanto como aseverar que no renunciamos a la brega y que defenderemos al país de toda deformación, porque como usted también lo sostiene, seremos "fieles a los intereses de la República en el respeto a la ley y a las instituciones de su democracia".

Al agradecer en nombre de mi esposa y mis hijos su afectuoso recuerdo, estrecho a usted en fuerte abrazo y por su intermedio saludo al radicalismo de mi provincia con todo cariño, cordialidad y simpatía.

(Fdo.): Ricardo Balbín

sábado, 13 de febrero de 2010

SOMOS EL PARTIDO DE LA DEMOCRACIA


Militantes y Dirigentes de la Cantera Popular, corriente nacional renovadora de la Unión Cívica Radical, repudiamos enérgicamente las declaraciones de ministros del gobierno nacional que acusan de golpista a nuestro partido.

La UCR es la fuerza política, que con virtudes y defectos, ha defendido y practicado invariablemente los valores y principios democráticos a través de sus casi 120 años de existencia. Y precisamente no hemos sido nosotros aquellos que inauguramos las tristes y fatídicas interrupciones institucionales con el Golpe de 1930.

En este sentido, acusar al Radicalismo de golpista y antidemocrático es tan ridículo que empezamos a preocuparnos en torno a la salud mental de los hombres y mujeres que conducen los destinos de nuestro país.

Es normal que aquellos que hace tiempo, y con diferentes estrategias, intentaron horadar y hasta destruir los partidos políticos de nuestro país, sientan preocupación y temor ante la unidad partidaria y el proceso altamente incluyente que esta protagonizando la UCR.

Quisiéramos emplear tinta, expresándonos sobre proyectos, programas o planes del gobierno nacional para resolver la tragedia educativa, la concentración de la riqueza, el drama social, la destrucción del sistema público de salud, o esquemas de industrialización y desarrollo productivo para las provincias.

Pero este Gobierno paranoico, déspota y deshonesto, nos obliga a defender el honor de Alem, Irigoyen, Alvear, Illia, Larralde, Lebensohn, Balbín, Elpidio González, Sergio Karakachoff, Alfonsín y miles de militantes y dirigentes anónimos que abocaron su vida a la defensa de la democracia, la paz, la igualdad y el respeto por la ley y las instituciones.

jueves, 4 de febrero de 2010

LA DIVISIÓN DEL RADICALISMO...

La Unión Cívica Radical que hasta el advenimiento del peronismo había sido el Partido político más popular de la historia, se mantuvo más o menos unido durante la larga dictadura que duró desde 1943 a 1955, con el ascenso al poder del fascismo autóctono. Durante esos años de censura política muchos legisladores radicales, socialistas, comunistas, demócratas fueron perseguidos y encarcelados. Cuando Ricardo Balbín fue injustamente acusado de desacato, su segundo en el bloque de diputados nacionales radicales (a la sazón Arturo Frondizi) lo defendió. Con la llegada de la Revolución Libertadora (1955) y el reestablecimiento del orden republicano y de la Constitución de 1853-60, salieron a la luz los problemas internos que siempre aquejaron al radicalismo. Esta vez los desentendimientos y rivalidades eran irreconciliables y fatales. Como bien se explica en esta sección, con la palabra de los protagonistas de aquellos acontecimientos, todo tuvo su origen en la desfachatez moral de un personaje nefasto para la historia argentina, como fue Frondizi. Desde ese momento la Unión Cívica Radical se divide en U.C.R.I. (Intransigente - de Frondizi) y U.C.R.d.P. (Unión Cívica Radical del Pueblo), esta última ganaría judicialmente la personería jurídica del centenario partido radical, y contínua siendo U.C.R., con su escudo, su himno y su historia de más cien años de honestidad y progreso.

Frondizi malogra la gran posibilidad democrática del país

"Yo tengo una teoría respecto de la escisión que, considero, tiene bastante asidero: estoy convencido de que el partido se dividió por el petróleo; en la última reunión que mantuvieron Frondizi y Balbín, éste le propuso ir a la Convención Constituyente de Santa Fe (cuando el partido estaba todavia unido) reformar la Constitución y después Balbín lo acompañaría como vicepresidente en la fórmula. Pero Frondizi no aceptó; y no aceptó porque, sabía que el radicalismo en la constituyente iba a mantener el artículo 40 de la Constitución de 1949 que señalaba la propiedad imprescriptible del subsuelo, con lo que todos los planes que Frondizi tenía respecto del petróleo, le hubieran resultado mucho más difíciles de concretar. Además, con el radicalismo unido, Frondizi no podía haber hecho con el petróleo lo que hizo durante su presidencia con el partido dividido. ¿Entonces qué objeto tenía dividir el partido? No cabe duda que llevar adelante el plan principal del petróleo que tenía Frondizi, sin la atadura respecto de una ideología como la que tiene el radicalismo, en el sentido de mantener el manejo del petróleo a través de YPF ...Entre Balbín y Frondizi, no había diferencias de criterio, sino de ambiciones: Frondizi quería ser presidente de la República y buscó todos los mecanismos, todas las formas, todos los actos que lo llevaron a él a dividir el partido. Cuando Frondizi conoce a Frigerio se acentúa su diferenciación con el radicalismo y Frondizi, nunca hubiera podido ser candidato de la UCR con el cambio que después hizo en la plataforma de su partido. Pero la lucha, desde un punto de vista real no se da en el plano ideológico; desde un punto de vista ficticio sí, porque Frondizi da la sensación de querer diferenciarse a través de un mayor acercamiento al verdadero programa radical de Yrigoyen, mientras que nosotros -ya dividido el partido- teníamos al sector unionista, aunque no eran sus ideas las que prevalecían sino las de la intransigencia. ..El desprestigio del peronismo en esa época era muy grande y Frondizi tuvo mucho que ver en levantarlo, porque el peronista en definitiva, sintió que había triunfado él y no la UCRI. Si en 1958 hubiera triunfado el radicalismo unido con un gran respaldo electoral y hubiera puesto en marcha su plan, la República Argentina se estabilizaba en forma definitiva, pero Frondizi malogra la gran posibilidad democrática del país que sin duda tenía que incluir el levantamiento de la proscripción al peronismo." (Enrique Vanoli, entrevista)


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Frondizi: maestro del fraude interno y de la ambición sin frenos morales

". ..A Yrigoyen lo atacaban los adversarios políticos, mientras al otro (a Frondizi) lo aplauden y hasta lo suponen su futuro defensor. A Yrigoyen lo atacaban los que fueron privados por su acción gubernativa de algún privilegio, mientras el otro se acerca a los privilegiados por la corrupción depuesta a requerirles favores y ayuda. A Yrigoyen lo atacaban los seudo radicales que pretendían utilizar al partido como trampolín para saltar al poder público, lo que no consintió jamás por ningún motivo, mientras que al otro estos seudo radicales, lo aplauden porque coparticipan del asalto; y lo atacan en cambio, los radicales verdaderos que respetan esa moral impuesta por Yrigoyen con el ejemplo y con la prudencia. .. Su falta de sentimiento radical y su desconocimiento de Yrigoyen, le hicieron irrespetuoso de la verdad histórica, pretendiendo desmentir lo que éste dejó escrito." Atilio Cattáneo


"Claro que no se suicidará como Alem o como De la Torre el que no protagoniza como ellos, en militancia de apostolado, el drama del país, porque ha escogido el papel de la farsa demagógica y de la adulación de la turbamulta. Lo que es verdadero revelación es eso de que pretenda suceder a Alem e Yrigoyen, maestros del renunciamiento y del desinterés, un maestro del fraude interno y de la ambición sin frenos morales y sin escrúpulos, como Frondizi... A los radicales no los ha dividido una divergencia de tipo programático ni referida a la conducta, sino la ambición de un hombre (Frondizi), cuya defección vemos con angustia personal y con profunda inquietud argentina..." Dr. Ernesto Sammartino, alocución radial en Radio Splendid, el 16 de febrero de 1957, contestando palabras de Arturo Frondizi, quien osó compararse con Yrigoyen y Alem.


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"Para los radicales el pueblo no es algo que se mire, se valore y se proteja como exterioridad; el pueblo somos nosotros mismos, esa totalidad que sufre y sueña, que protagoniza su quehacer y su destino en cuya entraña sentimos, pensamos y vivimos, sin retacear problemas colectivos. Nunca aprendimos a trepar para contemplarlo desde arriba y dejarle caer frases tutelares, sentimientos de amparo y protección. El pueblo es para nosotros, sujeto de la contingencia creadora en cuyo nudo dramático estamos todos apretados, y no objeto de una terapéutica concebida desde observatorios, formulada desde gabinetes, engendrada, en suma, fuera de su matriz histórica. Lo que no haga el pueblo no se hará por él; lo que el pueblo no diga no se dirá por su cuenta..."

"Radicalismo es democracia interna; fué, es y seguirá siendo lucha contra los monopolios capitalistas, contra todas las formas de privilegio; radicalismo es reforma agraria, educación popular, acción antiimperialista y reforma universitaria; es defensa y promoción de los derechos económicos de los trabajadores; es derecho de huelga y organización gremial; es salario real y asistencia social; radicalismo es justicia y libertad en todas sus expresiones; es defensa del patrimonio y soberanía nacional... "

(Ricardo Balbín, declaración en Radio El Mundo, 15 de febrero de 1957)

lunes, 1 de febrero de 2010

EL BLOQUE RADICAL DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN de 1946 a 1950.

Durante los dos primeros gobiernos del Coronel Juan Perón (1946 - 1955), la oposición sólo se concentró en un reducido grupo de diputados nacionales radicales (cuyo número originario era más que ínfimo: '44'), ya que en el Senado eran todos peronistas. De las penurias que tuvieron que sufrir estoicamente los diputados radicales da cuenta este fragmento del libro de Hugo Gambini, 'La Historia del Peronismo'.

El bloque radical (de los 44) tenía de presidente al Dr. Ricardo Balbín, al Dr. Arturo Frondizi como vicepresidente primero, y Antonio Sobral como vicepresidente segundo; Luis R. Mac Kay y Oscar López Serrot como secretarios y Pedro Zanoni como tesorero.

"Al encontrar bloqueados los cauces naturales de expresión -prensa y radiofonía-, los opositores debieron refugiarse en el último reducto habilitado por la legalidad constitucional: el parlamento. Fue allí donde los radicales jugaron su papel más significativo en este período. Para uno de sus protagonistas, Gabriel del Mazo, ésta sería "la más importante experiencia legislativa que haya realizado el radicalismo". Las elecciones de 1946 habíanle asignado la bancada minoritaria, con sólo dos excepciones: Reynaldo Pastor y Justo Díaz Colodrero, ambos conservadores. Pero el Bloque de los 44, como se dio en llamarlo, comprendía a los dirigentes más notorios; también debieron asumir la virtual dirección partidaria, pues la Unión Cívica Radical soportaba, explicó Del Mazo, "una crisis de sus órganos superiores, que hizo del bloque parlamentario prácticamente, y popularmente reconocido, su cuerpo de orientación nacional".

La mesa directiva de ese organismo cargaba con una doble responsabilidad: combatir en el recinto y custodiar la unidad de los cuadros. Para la primera función contaba con elementos valiosos, fogueados en el juego parlamentario y que veían facilitada su labor por la inexperiencia de la bancada mayoritaria; la segunda misión se cumpliría por añadidura, pues bastaba con mantener encendido el liderazgo de sus dirigentes. En esa tarea rivalizaban todos a través del discurso sensacionalista, una especialidad en la que brillaban intransigentes y unionistas.

Acostumbrado al lenguaje impactante, Ernesto Sammartino no desaprovechó la primera oportunidad que se le brindó en 1946 para lanzar sus dardos. "Algunos diputados que se sientan en los escaños de la mayoría conocen, como Panurgo, las cuarenta formas del hurto", exclamó en la sesión del 8 de agosto. Después, al vislumbrarse una inminente sanción contra él, ensayó esta explicación: "Yo no dije robo, sino hurto y hurta quien se apodera de la voluntad de sus conciudadanos por medio de engaños y sofismas". En la reunión posterior la mayoría aprobó el despacho de una comisión integrada para tratar "el caso Sammartino", la que resolvió suspenderlo por tres sesiones. El diputado peronista Antonio Andreotti aprovechó para recordar otra de sus frases urricantes: "Ese señor dijo que detrás de las bambalinas está el patrón del circo, señalando a cada uno su papel; no se puede tolerar que nos siga insultando así". Dos meses después, una tarde en la que Sammartino atendía su estudio de abogado, en el tercer piso de San Martín 448, donde acababa de instalarse en sociedad con David Blejer, recibió la visita de un hombre corpulento. El diálogo fue breve: -Yo actué con usted en la segunda y en la tercera, doctor. -Usted no actuó conmigo en ninguna parte y yo no lo conozco. ¿Qué quiere? -Bueno, es cierto, no me conoce, pero usted insultó al coronel y no se lo vamos a permitir. ¡Vengo a pedirle cuentas! Sammartino logró empujarlo fuera del estudio y cerró la puerta; del otro lado, con un pequeño revólver, el atacante vociferaba: "¡Te voy a matar! ¡Abran que lo liquido!". Blejer salió con Ricardo Panello, empleado del estudio, y junto con un vecino de piso, el ingeniero Pietranera, lo redujeron hasta desarmarlo. Fue sencillo, porque el cargador del revólver había caído al suelo inexplicablemente. Rato después, un agente de policía se encargaba del arma y de su propietario, quien no ofreció la menor resistencia; así pudo establecerse que se trataba de Manuel Costa, un español de 37 años que había servido al caudillo conservador Alberto Barceló. "Evita lo envió para matarme, pero tomó tanto vino que le salió mal", festejó risueñamente Sammartino. En junio de 1947 Sammartino se despachó contra una serie de artículos firmados por Perón en los diarios oficialistas. "La historia se inicia, para él, con su llegada; ¿y antes no existió nada en este país?. La torpeza mental, creo, no ha sido nunca defecto de los grandes presidentes argentinos, y el nuestro acusa ahora falta de ponderación mental y de equilibrio moral", protestó en el recinto. Tres días después, cuando fundamentaba un proyecto sobre rendición de honores a funcionarios y exaltaba "la humildad de la Junta de gobierno de 1810, que jamás extendía los agasajos a las esposas de sus miembros", fue interrumpido por los legisladores peronistas, quienes le reclamaron furiosos por una de sus frases más cortantes. Fue cuando dijo: "El aluvión zoológico del 24 de febrero parece haber arrojado a algún diputado a su banca, para que desde ella maúlle a los astros por una dieta de 2.500 pesos. Que siga maullando, que a mí no me molesta. ..". Al escucharse estas palabras, una batahola sacudió el recinto y se vio a Colom intercambiar insultos con Sammartino; cuando estaban a punto de golpearse, el diputado radical Gregorio Pomar saltó de su banca y los separó. Pero no se pudo impedir que al día siguiente ambos volvieran a toparse en otro lugar más apropiado: la quinta de Héctor Sustaita Seeber, donde se realizaría el duelo a pistola para lavar los agravios. Pomar y Dellepiane apadrinaban a Sammartino, mientras que Antonio J. Benítez y Héctor Cámpora representaban a Colom. Cuando el juez del lance, Floro Lavalle, llamó a una reconciliación, ambos se negaron y pidieron que si a pesar del primer disparo quedaban con vida, se autorizara un segundo tiro y sólo a diez pasos de distancia en lugar de veinte. "¡Esto es un asesinato!", advirtió Lavalle; pero no tuvo oportunidad de confirmar su presunción, porque el armero, citado para las seis de la tarde, llegó con varias horas de retraso, cuando la visibilidad era escasa (debido a la densa neblina), y con las armas sobrecargadas de pólvora -premeditadamente- para que los tiros se desviaran. No hubo necesidad de utilizar las ambulancias enviadas por la presidencia, ni los servicios de dos dadores voluntarios de sangre, pues los contendores resultaron ilesos. El cirujano Jorge Taiana, dispuesto a intervenidos quirúrgicamente, guardó su instrumental; Colom se fue directamente al despacho presidencial, donde Perón lo abrazó efusivamente, y Sammartino se estrechó en brazos de Frondizi, en cuyo automóvil regresó. Sus versiones siempre guardaron restos de la vieja disputa: "Como el armero tardó tanto, ofrecí batirnos a revólver. Los dos estábamos armados. Pero no me dejaron", recordó Colom. "El armero tardaba porque Colom lo había coimeado; por su culpa no sirvieron los tiros", se quejaría Sammartino. Pero el armero era un amigo de Lavalle, quien no quería el duelo.

Los incidentes habían engendrado la idea de expulsar a Sammartino del parlamento, criterio que aceptó la mayoría de la comisión especial destinada a estudiar su situación y que fue debatida en la sesión del 5 de agosto de 1948. El informante José María Conte Grand, historió las intervenciones de Sammartino y las calificó de "ofensivas y humillantes". En disidencia, fundamentó su despacho de minoría el diputado radical Alfredo Vítolo, quien apeló a citas históricas: "Al cerrar el parlamento británico, en 1600, Cromwell colgó un cartel que decía 'Se alquila esta casa'. Cuando la oposición es silenciada, deja de existir el gobierno republicano y la mayoría comete un golpe de Estado, como decía Royer Collard en la cámara francesa". Rato después, Sammartino optó por hacer su propia defensa y exclamó: "No hemos venido aquí a ensayar reverencias frente al látigo ni a bailar lanceros. Esta no es una boíte de moda, ni un club social. Esta es la Cámara libre de un pueblo libre y un presidente de la República no puede hablar como el jefe de una tribu al compás de tambores de guerra, para despertar el odio o la adhesión de las turbas ululantes. ¿Hemos planteado acaso alguna cuestión cuando el presidente dijo, el 23 de junio último, que éste era un pueblo en el que había diez millones de vagos, o cuando expresó que es un pueblo de acomodaticios?". Finalmente, Sammartino se lamentó de "ser el protagonista del profundo drama que vive el régimen parlamentario argentino" y recalcó su voluntad de "reincidir una y mil veces en usar el derecho de palabra y de pensamiento".

La votación fue precedida de un altercado entre Bernardino Garaguso y Ricardo Balbín, quienes dialogaban fuera del debate.

-Usted, Balbín, no pudo entrar al peronismo porque quiso ser jefe. .. -Tendría que contestarle algo irreparable.

-No personalice, señor diputado -terció el presidente Cámpora. -Quiero decirle al señor diputado que miente como un canalla -insistió Balbín. -Y a más, ¡que es un canalla! -añadió Agustín Rodríguez Araya.

-¡Farsante! -concluyó Garaguso. La votación otorgó 104 sufragios a favor de la expulsión y 42 en contra. La bancada oficialista coronó la sesión al grito de ¡Viva Perón! y el bloque opositor, ya con su primera baja, contestó: ¡Viva la República!. Sammartino había perdido su banca.

Un año después de la expulsión de Sammartino, su correligionario Agustín Rodríguez Araya corría idéntica suerte, a raíz de un discurso pronunciado en Santa Fe durante la campaña para elegir gobernador. (Había comparado al gobierno con los personajes de un cuento de Las mil y una noches: Alí Babá y los cuarenta ladrones). La tarde de la votación definitiva, el 9 de junio de 1949, Rodríguez Araya se defendió con un nuevo ataque: "Dicen que me referí a Alí Babá, pero esto es poco, comparado con el IAPI, porque en el IAPI está la lámpara de Aladino, y quien la frota se enriquece en un diez por ciento". Exhibiendo pomposamente un cúmulo de documentos que desbordaban el pupitre de su banca, el legislador radical preguntó: " ¿Dónde están las mil toneladas de rayón que el IAPI prometió adjudicar a los comerciantes? Yo tengo aquí la respuesta: están en manos de Miguel Miranda, quien detrás de un personero se las adjudicó a sí mismo. ¿Qué fue de los mil automotores que iban a ser lanzados al mercado y que fueron adjudicados al señor Lima? Yo tengo fotocopias de los expedientes que prueban esas irregularidades".

Cuando el diputado peronista Argaña intentó interrumpirlo, el radical Federico Fernández de Monjardín lo detuvo: "¡Cállese la boca y déjelo hablar, lengua de papel de lija!". Rodríguez Araya ensayó una explicación, aduciendo que el calificativo de Alí Babá era para el gobernador santafecino y no para el presidente; que "las versiones taquigráficas de la policía no son exactas y no merecen fe, porque es la misma policía que trató de destruirle los testículos a Cipriano Reyes, a quien apresaron por una supuesta violación de la ley de juegos, justo cuando iba a acompañarme en la gira proselitista". La bancada peronista no le creyó y, media hora antes de votar su desafuero, lo vio salir del recinto con otros cuatro legisladores: Alfredo Vítolo, Ricardo Rudi, Emir Mercader y Oscar López Serrot, quienes lo acompañarían hasta la embajada uruguaya en busca de asilo.

"Pero Visca -recordaría Rodríguez Araya-, preocupado por mi suerte, sugirió alterar el orden de los discursos, de modo que yo hablaría antes que Frondizi, y así tendría tiempo de huir antes de que la votación me quitara la inmunidad parlamentaria. Por eso salí apenas terminé el discurso. La policía intentó seguirme, pero mi amigo Antonio Tealdi cruzó su automóvil en la calle y les impidió el paso. En realidad, el bloque había resuelto que yo dejase el país antes de la sesión, para evitar riesgos, y mantenerme escondido en casa de López Serrot, a la espera de una fuga planeada para sacarme con el yate del diputado Salvador Córdoba; pero yo me fui de allí y entré sorpresivamente al recinto, para no defraudar a quienes confiaban en mi valor. Previamente hice gestiones infructuosas ante las embajadas de México y Brasil, donde el diplomático Francisco Quijano, primero, y el general Freytas Almeyda, después, me negaron asilo, alegando los dos ser amigos de Perón. Los uruguayos, en cambio, me prometieron abrir la puerta y luego dejaron que Alfredo Palacios, Nicolás Repetto, Sánchez Viamonte, Julio A. Noble y Elpidio González vinieran a visitarme."

Un escándalo acompañó el resultado de la votación, en la que Rodríguez Araya fue expulsado por 108 votos contra 37. Cuando salían los peronistas del recinto, Uranga vociferó: "¡Ahí se retira la brigada de los degolladores!". y Nerio Rojas acotó, con su acostumbrada parsimonia: "Está bien, porque esto está cada vez peor".

Balbín, Cattáneo y Yadarola sancionados

Apenas tres meses después, el propio presidente del bloque radical, Ricardo Balbín, era también desaforado por decisión mayoritaria de la Cámara, a pedido del juez rosarino Alejandro Ferrarons, quien se veía impedido de procesarlo por desacato, debido a la inmunidad parlamentaria. Tocó al diputado Vicente Bagnasco fundamentar el despacho oficialista: "Conozco muy bien el lenguaje de los radicales -dijo-, a quienes gusta incurrir en desacato para desacreditar al gobierno y usarlo de trampolín". La respuesta estuvo en boca de Pastor, a quien Garaguso interrumpió constantemente, calificándolo de "oligarca pastorizante", pero la mejor defensa la hizo el propio inculpado: "Si con irme de aquí pago el precio de haber presidido este bloque magnífico que es la reserva moral del país -entonó Balbín-, han cobrado barato. Fusilándome aún no están a mano".

El final estaba previsto: José Astorgano pidió cerrar el debate y pasar a votación. Las cifras fueron contundentes: 87 a 37 a favor de la expulsión de Balbín. Hubo gritos hostiles de ambos bandos y se levantó la sesión ante la mirada impávida del presidente Cámpora, quien veía traer bollos de papel cerca de su estrado, que le arrojaba Ricardo Rudi. Mario Gil Flood, otro radical, prefirió lanzar un grueso volumen de diarios de sesiones, que se estrelló sobre la mesa de los taquígrafos.

No terminaría el año 1949 sin que el Bloque de los 44 -la cifra era ya simbólica- sufriera un nuevo desgajo. El 12 de diciembre, en una sesión a la que no asistieron los radicales, sería eliminado también el diputado Atilio Cattáneo. Tres días antes, Perón había advertido por radio que "combatiría sin pausa y sin tregua, a la oposición oligarca, disfrazada de radicales, socialistas y comunistas". El dictamen de un tribunal militar, elevado al ejército, acababa de engendrar un decreto por el que se prohibía "el uso del uniforme y los títulos del grado al teniente coronel Atilio E. Cattáneo". La Cámara de Diputados hizo suyo el dictamen y votó la expulsión sin dilaciones. Las razones no fueron dadas, pero a nadie escapaba que el delito de Cattáneo había sido una oferta pública hecha a Perón en un discurso de esos días en San Salvador de Jujuy, donde dijo: "Señor presidente, yo le compro su quinta de San Vicente en 55.000 pesos; al mismo precio en que usted la valuó al hacer su declaración de bienes, el 7 de junio de 1946". La frase le valdría también un juicio por desacato, pues -según los magistrados- no podía dudarse de la palabra presidencial.

Por aludir "en forma sibilina, de rondón y con artería -dijo el diputado Benito Ottonello- a los delincuentes encaramados en la función pública", otro legislador radical, Mauricio Yadarola, fue acusado de "desorden de conducta" y suspendido por diez sesiones el 22 de junio de 1950. La votación (90 a 19) se practicó luego de un premeditado cierre de debate, solicitado como siempre por Astorgano. Yadarola amenazó con "reincidir una y mil veces", lo que no pareció alterar a Cooke, quien le dijo sutilmente: "Supongo que usted habrá descartado la posibilidad de que los cimientos de nuestra fuerza política tambaleen por sus críticas.

El bloque radical siguió batallando sin conseguir modificar en un ápice la política oficial ni herir su poderío político, como decía Cooke; pero su lucha tenía otro sentido y cumplía los objetivos trazados: acrecentar la popularidad de sus dirigentes y conservar para el radicalismo el rango de segundo partido y eje electoral de la oposición. Ellos eran la bandera de protesta antiperonista en el Congreso de la Nación.

La pérdida del fuero parlamentario obligó a los diputados radicales expulsados de la Cámara a huir del país, eludiendo la persecución policial que se desató tras ellos. Sammartino, Rodríguez Araya y Cattáneo, escaparon en ese orden a refugiarse en Montevideo, donde algunos años antes, en 1944, había llegado el primer grupo de políticos opositores.

"Aquella vez, con el propósito de provocar un golpe de efecto -según explicaría Américo Ghioldi- las figuras políticas más representativas se fugaron al Uruguay, por sugerencia de un sector de militares antiperonistas que buscaban debilitar al gobierno". Divididos en sectores ideológicos, aunque respondiendo a similares objetivos, fundaron luego en Montevideo dos agrupaciones. Primero fue la 'Asociación de Mayo', que impidió el acceso a los comunistas, e incorporó a Nicolás Repetto, Alfredo L. Palacios, Luciano F. Molinas, Santiago Nudelman, David Tieffenberg, Guillermo Korn, Esteban Rondanina y Octavio Palacios. El otro sector se agrupó en 'Patria Libre'." (...)

HUGO GAMBINI

(Fragmento de su libro 'Historia del Peronismo, El poder total' Tomo I, editado por Espasa Calpe.)

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"Las elecciones del 24 de febrero de 1946, llevaron a la Cámara de Diputados de la Nación, a 44 diputados de la Unión Cívica Radical, cuya labor incluye la más importante experiencia legislativa que haya realizado el Radicalismo. En marcha desde comienzos de 1945, el Movimiento de Intransigencia y Renovación, y perfeccionadas y consagradas definitivamente sus Bases en el Primer Congreso Nacional de la Intransigencia de 1947 y por la Convención Nacional en 1948, los diputados nacionales representantes del Movimiento, que fueron mayoría dentro del Bloque nacional del Radicalismo, las sostuvieron y articularon. Además, en crisis durante el período 1946-48 los órganos superiores del gobierno del Radicalismo, el bloque radical de diputados fué prácticamente, y popularmente así reconocido, el cuerpo de orientación nacional de la Unión Cívica Radical, que refirmó su resurgimiento en uno de sus momentos más difíciles.

Nunca fué más cuantiosa la labor general de la Cámara que en el período de 1946-1950, lapso en que la representación radical alcanzó aquel número de legisladores, hasta el punto de que sólo en el año legislativo de 1946 en el que se trabajó sin interrupción hasta 1947, todo el verano incluído; especie de parlamento largo, tradujo su labor en doce grandes volúmenes, así como fueron siete en 1947, seis en 1948 y siete en 1949, expresiones en su conjunto, sin precedentes. "

Gabriel Del Mazo, "Historia del Radicalismo", Tomo V, Ediciones Cardón, Bs. As. 1976.

Notas:

"El bloque opositor estaba compuesto por 44 diputados, que en su conjunto formaban una bancada brillante por el nivel intelectual y la capacidad de oratoria de los mismos, destacandose entre ellos: Ricardo Balbín, Frondizi, Emir Mercader, Emilio Donato del Carril, Arturo Illia, Roberto Parry y Miguel Ángel Zavala Ortiz." Del libro 'Balbín entre rejas' de César Arrondo, editado por EDULP, 2002, La Plata.

Bloque Radical de los 44:
Mesa directiva. Presidente: Ricardo Balbín; Vicepresidente 1°: Arturo Frondizi; Vicepresidente 2°: Antonio Sobral. Secretarios; Luis R. Mac Kay, y Oscar López Serrot. Tesorero: Pedro P. Zanoni.

Diputados (1946-48): Ricardo E. Aráoz, Ricardo Balbin, Ángel V. Baulina, Amadeo Bertini, Romeo E. Bonazzola, Julio J. Busaniche, Alfredo D. Calcagno, Alberto M. Candioti, J. Salvador Córdoba, Orlando H. Cuiré, Emilio Donato del Carril, Gabriel del Mazo, Luis Dellepiane, Juan A. Errecart, José Benito Fajre, Modesto Ferrer, Arturo Frondizi, Saverio M. Galvagni, Tomás González Funes, José R. Lencinas, Félix J. Liceaga, Oscar López Serrot, Luis R. Mac Kay, D. Jacinto Maineri, Manuel J. Mántaras, Guillermo Martínez Guerrero, Juan J. Noriega, Solano Peña Guzmán, Horacio Pérez de la Torre, Gregorio Pomar, Horacio Honorio Pueyrredón, Emilio Ravignani, Raúl Rodríguez de la Torre, Absalón Rojas, Nerio Rojas, Sidney Nicolás Rubino, Ernesto E. Sammartino, Silvano Santander, Antonio Sobral, Emilio Solanet, Raúl L. Uranga, Pedro P. Zanoni, Edmundo Leopoldo Zara, Mario Zinny.

Diputados (1948-50) : Ricardo E. Aráoz, Ricardo Balbín, Romeo E. Bonazzola, Alberto M. Candioti, Atilio E. Cattáneo, I. Salvador Córdoba. Orlando H. Cufré, J. Anibal Dávila, Emilio Donato del Carril, Gabriel del Mazo, Luis Dellepiane, José Benito Fajre, Modesto Ferrer, Arturo Frondizi, Mario Gil Flood, Tomás González Funes, Arturo U. Illia, Félix J. Liceaga, Oscar López Serrot, Luis R. Mac Kay, D. Jacinto Maineri, Manuel J. Mántaras, Guillermo Martínez Guerrero, Emir E. Mercader, Federico F. Monjardin, Juan J. Noriega, Roberto Parry, José Pérez Martín, Francisco Rabanal, Agustín Rodriguez Araya, Raúl Rodríguez de la Torre, Absalón Rojas, Nerio Rojas, Sidney Nicolás Rubino, Ricardo Rudi, Ernesto E. Sammartino, Silvano Santander, Antonio Sobral, Fernando Solá, Raúl L. Uranga, Alfredo R. Vítolo, Mauricio L. Yadarola, Miguel Angel. Zavala Ortiz, Pedro P. Zanoni.

El Dr. Atilio Cattáneo estaba retirado del ejército y su militancia radical lo llevó a una banca de diputado nacional en 1948. Con el Teniente Coronel Gregorio Pomar (también radical y diputado en 1946) fueron leales a Yrigoyen en 1930; conspiradores contra Uriburu en 1931 y contra Justo en 1932. (Nota del libro de Hugo Gambini, Op. Cit.)

Se recomienda los dos tomos de la obra 'Historia del Peronismo' de Hugo Gambini, que es una de la obras más completas y objetivas sobre el fenónemo del peronismo que se hayan escrito. Su autor hizo personalmente entrevistas a los protagonistas directos.

RICARDO BALBÍN:PERSEGUIDO POR LA CAUSA REPUBLICANA

Por Matías Bailone

"A pesar de la reja y de la celda
que rezuma humedad y sangre viva
entre los poros de la muda piedra,
yo seré siempre libre

A pesar de la radio que destila
vino fatal y cáñamo siniestro
sobre la oreja de la muchedumbre,
yo seré siempre libre."


ANTONIO ESTEBAN AGÜERO,

'Canción del Hombre Libre', de 'Canciones para la Voz Humana'. Sobre la opresión durante los dos primeros gobiernos peronistas. Agüero fue radical y luego le dedicó un famoso poema al Presidente Arturo Illia. Ver Página Web en homenaje a Antonio Esteban Agüero.

Discurso de Ricardo Balbín en la sesión de desafuero del 29 / 9 / 1949 -completo.

Fallo de la C.S.J.N. sobre el desafuero de Ricardo Balbín.

Balbín preso en Olmos
radiografía del peronismo...

El 29 de Septiembre de 1949,Héctor Cámpora, el Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, por órdenes del Presidente Perón, expulsaba al Diputado Ricardo Balbín enviándolo a la cárcel. Unos días después el propio Perón le ofreció el indulto presidencial, pero Balbín se negó a aceptarlo, argumentando que el normal funcionamiento del proceso judicial descubriría su inocencia, algo que el indulto no hacía.

El Diario de Sesiones de la Cámara (Tomo IV, pág. 4290 a 4294) nos relata el valiente discurso republicano que emitió ese día el Dr. Balbín, que le mereció la cárcel y la persecución gubernamental. Decía el Diputado: "...una Cámara que se moviliza formalmente al sólo efecto de llenar disposiciones reglamentarias y cumplir así una determinación que ya tiene tomada, me parece una ficción innecesaria e inútil..."

"No he aprendido todo lo que puede hacer un oficialismo desbordado, pero estoy resuelto a sufrirlo todo para que no lo tengan que sufrir las generaciones futuras...Nosotros tenemos sentido de futuro, no barriga de presente...."

"Todos los triunfadores tienen la creencia de su perpetuidad; todos los triunfadores creen que vivirán sus vidas enteras en el triunfo. Cuando una minoría les dicen que están equivocados y que algún día los vencerán, se ríen, como se ríen ustedes ahora. ..Pero nosotros que tenemos la vieja experiencia de nuestros sacrificios, sabemos que esto termina, y como no trabajamos para nosotos, sabemos que nuestros hijos llegarán a tiempo."

"No me detendré en la puerta de mi casa a ver pasar el cadáver de nadie, pero tengan la seguridad que estaré sentado en la vereda de mi casa viendo pasar los funerales de las dictaduras para bien del país. ... Si con irme pago el precio como cualquier otro de los luchadores de mi partido; si este es el precio por el honor de haber presidido este bloque magnífico, que es una reserva moral del país, han cobrado barato; fusilándome, todavía no estaríamos a mano."

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"El 29 de septiembre de 1949 Ricardo Balbín ocupó por última vez su banca de diputado nacional. Un proceso por desacato al Presidente de la República, Juan Perón canalizó un pedido de desafuero y el brioso jefe de la bancada radical (Balbín) pasó del recinto legislativo a la cárcel. Un decreto que firmó Perón (indulto) en enero de 1951, dado que aún no había caído sentencia definitiva en el juicio, lo restituyó a la vida política. Pero nunca más al Parlamento Argentino.

El pedido de desafuero había sido presentado por el juez federal de Santa Fé Dr. Alejandor J. Ferraronz en razón de una demanda que formuló el diputado nacional peronista Luis A. Roche. Balbín había dicho en el Congreso Nacional Agrario de la U.C.R. en Rosario el 30 de agosto de 1949 que comenzaba "la revolución social del radicalismo". Y convocó: "desde hoy en más hemos resuelto luchar tesonera y físicamente y decirle a la juventud que se prepare para hacer la revolución que no pudimos hacer nosotros". El denunciante ubicó la palabras de Balbín en el contexto del desacato y formuló la denuncia ante la justicia, con el consiguiente pedido de desafuero.

En el debate parlamentario el diputado peronista Vicente Magnasco habló de "injurias, ofensas y descréditos". El radical Vítolo hizo los descargos, calificando el trámite como "un emboscada política". Aportó su solidaridad el vocero del conservadorismo Reynaldo Pastor, quien definió a Balbín como "un tribuno vigoroso y valiente que desnuda ante la opinión pública nacional los aspectos más pútreos y dolorosos de la política oficilista". "

Del libro "UCR, 100 años de historia en Córdoba y el País" de Edel Celestino 'Neblina' Ciardiello. Un homenaje para este historiador RADICAL.

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"Ricardo Balbín luchó en momentos en que el gobierno nacional exaltaba la figura de San Martín, en apariencia, mientras proscribía de las escuelas 'El Santo de la Espada', cuyo autor lo evocó, entonces, como adalid y arquitecto de la libertad civil que tenía una vida peligrosa y combatiente. Ricardo Balbín aceptó la cárcel como Sócrates la sentencia injusta, porque quiso cristalizar su sueño dentro de su propia comunidad y porque -en el decir de Francisco Ayala, cuando habla del filósofo- 'no teme a la muerte tanto como al abismo moral de resistirla'. Pero fue dejando en su quehacer, tal como se cuenta en la leyenda de Guillermo Tell, hermosa emociones de libertad. Desde el calabozo su espíritu libre encontró expresión adecuada en el periódico de lucha 'Adelante' ..." Fragmento de un discurso del Dr. Eduardo Giorlandini pronunciado en 1954, y publicado en el libro de su autoría 'Libreta biográfica' y la biografía de Ricardo Balbín.


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LOS CARACTERES DEL GOBIERNO PERONISTA, Por Eduardo Giorlandini.

"Me parece imprescindible delinear las características visibles de la primera etapa del peronismo en el poder, al margen de toda consideración en abstracto o cimentada en estadísticas, lo que permitirá apreciar mejor la circunstancia de la detención de Ricardo Balbín. A través de los hechos concretos, del proceder y de las pautas seguidas por gobernantes y administradores públicos, se formularon críticas serias y graves sobre un estilo demagógico y represor, de no suficiente apego a normas de moralidad administrativa, de empleomanía y gasto público, de utilización de los recursos del Estado con fines proselitistas y partidistas, de falta de respeto al concepto de Estado de Derecho -con el pueblo, que decidió por medios electorales quiénes debían gobernar, administrar y legislar-, utilización de recursos sin fines productivos, etc.

Bajo otra óptica, Perón concretó un pensamiento social, una política social con mayores contenidos de justicia social. Socializó el consumo, abrió la conciencia de los trabajadores en cuanto a su valía y al valor del trabajo humano, humanizó la legislación y el trabajo del hombre, elevó a la mujer, etc. Todas esas iniciativas contaron con el apoyo del radicalismo y más allá todavía, como lo hemos destacado en los temas relativos a la ley de residencia y al derecho de huelga.

Paulatinamente, el poder de Perón siguió creciendo, desde 1946, real y electoralmente, mientras que la oposición lo fue perdiendo, concentrándose casi toda la oposición en un solo partido político: la Unión Cívica Radical. Se señalan como productos visibles de esta etapa la intervención federal en Corrientes, única provincia con gobierno opositor; el juicio político a cuatro de los cinco miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación; el considerable aumento de los procesos por desacato, la persecución y la detención, las limitaciones a las libertades públicas, los derechos y garantías constitucionales; la sanción de la ley universitaria 13.031 y de la ley electoral 14.032, además de la reforma de la Constitución de la Nación, de la que ya hablamos.

La distancia social entre el gobierno y la oposición fue cada vez mayor. Al final de esta etapa se produjo el mismo fenómeno de crisis en el sector militar, y, en general, en las Fuerzas Armadas, que llegaron al borde de la fractura como señala Ricardo del Barco en "Historia Política Argentina. 1943-1982". Los derechos y garantías de la Constitución de la Nación se fueron diluyendo, la libertad coartada, los opositores perseguidos, la prensa no adicta acallada, ciertos dirigentes encarcelados, las huelgas reprimidas, la obsecuencia y la adulonería in crescendo, tanto como el poder y la popularidad del líder -que para la oposición era el dictador- y de Eva Perón que para los adversarios, además de integrar la pareja presidencial y política en la cúspide del mando, era destinataria de toda clase de calificativos nacidos del tramo de su vida artística y del ejercicio que hacía de ese poder descentralizado, no institucionalizado ni institucional. Entre Balbín y Evita no hubo casi ninguna interferencia, como si se tratara de un "pacto de no agresión"; mas lo hacía a Perón destinatario de su fervor, de su coraje cívico y de su pensamiento libertario." (...)

"Las amenazas, los acontecimientos, las ofensas y los desencuentros se profundizaron después del primer lustro del gobierno peronista. La relación política amigo-enemigo se hizo más fuerte y penetrante, horadando permanentemente la paz. No se promovió la inserción de las partes de la Nación en un contexto nacional armónico, donde el mecanismo político del bienestar general fuera grato e institucionalizado. Se buscaba la colocación de los seguidores en todos los órganos del poder, incluso los judiciales y las universidades. Los opositores más activos tenían un destino inexorable: la cárcel o el exilio voluntario, forzoso o cuasi forzoso. El régimen peronista sancionó la Ley de Desacato y se prohibió toda actividad política en las universidades, pero se autorizó la doctrina peronista en los ámbitos de la cultura y la educación. El régimen reprimió las huelgas estudiantiles, suspendiendo estudiantes y cesanteando a cientos de profesores. Los oficialistas hablaban peyorativamente de la Reforma de 1918 y ésa es otra de las pruebas de las distancias entre la doctrina radical y la peronista. Según Adrián Feijó el Estado se hizo cargo del 85 % de los gastos de la enseñanza privada y dispuso la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en todos los institutos y el funcionamiento de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) dio parte de la población, la seguridad de excesos y hasta de cierta corrupción. " (...)

EDUARDO GIORLANDINI , Op.cit.


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DESPUÉS DE OLMOS

El 2 de enero de 1951, liberado Balbín, se encontraba rodeado de sus familiares y amigos. Otros habían seguido en la cárcel, ya había pasado Nochebuena y todavía no se escuchaba nada sobre alguna lista de liberados. Y, como escribió Uzal, en "Otra Güelta Será, Hermano":
"Pa' hablar con sinceridá:/ aquí no ha pasado nada, / y transcurrieron los días y vino el final del año, /y cada uno digería
(masticando, si podía) / un amargo desengaño."

Los primeros en juntarse con Balbín, que lo esperaban ansiosamente, fueron sus seres más queridos: su esposa, Indalia Elena Ponzetti, y sus hijos Lía Elena, Osvaldo y Enrique. Simultáneamente, sus amigos y correligionarios. La lucha continuaría.

Un orador del Movimiento de Intransigencia y Renovación, en un acto realizado en la Capital Federal, un año y medio después de la liberación de Balbín, Oscar López Serrot, comentó que las fuerzas populares argentinas democráticas habían conseguido -forzando al gobierno- el indulto de los obreros ferroviarios presos; esas mismas fuerzas populares forzaron al gobierno a decretar la libertad de Ricardo Balbín.

Luego de su liberación don Ricardo seguía hablando, cuando lo dejaban, en las tribunas que se levantaban en la calle y era más aclamado aún. Era muy común leer en los pocos periódicos de la prensa libre, extractos de crónicas como la que sigue: "Grandes aplausos recibieron las palabras del doctor Balbín. Al término del acto fue acompañado por la concurrencia entre vítores y aplausos."

La familia Balbín estaba siempre presente en su camino, en su derrotero pleno de adversidades. Lo acompañó, como sus amigos, lealmente, incluso en situaciones de peligro o de riesgo. Solía viajar con su esposa y en ocasiones con sus hijos pequeños, aún en las épocas del matonismo o de las fuerzas de choque, con las que se hostigaba a los dirigentes radicales que hablaban en las tribunas levantadas en las esquinas, en los momentos en que se suspendía la veda política.

Ricardo Balbín tuvo una alta valoración por los amigos consecuentes. La amistad verdadera ocupó un lugar importante en su vida y en su lucha política. Algo muy distinto a aquello que informa que en política cuentan los aliados y no los amigos. Más aún, se ponía contento cuando con el correr de los años veía a los amigos que seguían juntos, cualquiera fuera el lugar de su residencia o actuación. No pocas veces -contaron quienes lo conocieron íntimamente- esbozó una sonrisa al comprobar que varios dirigentes continuaban frecuentándose, o por haberlos encontrado juntos después de varios años, propia del dirigente político, del gran líder. La docencia y la actuación en pro de la democracia exigía un comportamiento mínimo, frente a los contratiempos y a las situaciones políticas de riesgo en épocas de represión, de violencia, de agresiones a los hombres del radicalismo, que recorrieron los ámbitos del país con su prédica y su siembra libertaria. Traspuso los cercos de matones para llevar a la tribuna que lo esperaba. No se perturbó por los disparos hechos a pocos metros de las tribunas. No se amedrentó ante la presencia de policías amenazantes, que muchas veces terminaban el discurso con la detención del orador. Pero no fue un hombre de armas llevar. Se manifestó como hombre sensato y de gran equilibrio y entereza. Bastante más que Emir Mercader, a quien cuando estaba haciendo uso de la palabra en un acto, un obsecuente gritó al comisario de la policía: "¿Qué espera para bajarlo?" Emir respondió: " A mí no me baja nadie, por dos razones: primero, porque soy diputado de la Nación, y segundo por esto... (exhibió un revólver)."

A pesar de ello, Ricardo Balbín relató que una vez en Lanús un individuo le puso el revólver en el pecho y él le gritó: "¡Tirá...tirá... si te animás tirá...!" y recordó que Crisólogo Larralde se lo sacó de encima de un sopapo. En el relato de José Gómez Fuentes se describió el mismo hecho, aunque cambiaron las referencias y se explayó en otros pormenores: "...tenía un coraje muy porteño. La dura manera que tenemos los argentinos de hacer política tiene muchos ejemplos del coraje de Balbín. Algunos son casi leyendas, como cuando estaba hablando en aquel acto en City Bell y alguien le puso el revólver en el pecho. El le dijo: 'Tirá'. Agregan quienes lo cuentan que el supuesto matador no tiró, y que Crisólogo Larralde lo apartó de un sopapo para que el acto radical siguiera adelante. Pero Balbín entendía que ese coraje no se podía usar para mandar a los chicos a la guerra, y como no quería que muriera un chico más ajustó a eso toda su estrategia de político. Sabía que tenía que pagar un precio político muy alto. Entendía acaso que era preferible ser prenda de unión que presidente de la República. y yo estoy convencido de que en el futuro algunos presidentes merecerán un par de líneas. Pero Balbín quedará. Incluso en la leyenda que todos los días aportamos todos los hombres, en la anécdota."

En medio de tantos desbordes, lances y reyertas, el acto de la tribuna callejera era casi una misa e inspiraba en Balbín un especial respeto por la puntualidad. Sí, don Ricardo era una persona puntual en todo su accionar. Gustaba de llegar a horario a los actos. Un profundo respeto por la gente derivaba en él un gran sentido del deber. Parte de este deber era el de llegar a tiempo. En ocasión de un acto partidario en el que hablaría, Balbín, ante las demoras causadas por los amigos que lo recibieron, dijo: 'Vamos... a la gente no se la hace esperar."

En Salliqueló, provincia de Buenos Aires, donde muchos años después su hijo Osvaldo se instalaría como médico, continuaría su labor política y sería electo intendente, en la Provincia de Buenos Aires, una vez lo recibieron sus correligionarios en el "cruce" (en el campo se le llama así a los caminos que hacen cruz); allí era costumbre esperar al invitado que venía en auto, para acompañarlo luego al pueblo y evitar que se equivocara de camino. En esa oportunidad se lo esperaba a don Ricardo a las 10 de la mañana. Llegó a las 10:01, manejando él, con su esposa, desde La Plata, y lamentándose por la tardanza.

Otro aspecto de la personalidad de Balbín está dado por el gusto que sentía por el automovilismo; incluso una vez confesó que le hubiera gustado se corredor de autos. Sin embargo, cuando un periodista le preguntó cuál había sido su peor momento, recordó que no fue en las derrotas electorales ni en los tiempos de la cárcel sino cuando Pairetti lo llevó en auto desde Mar del Plata a Buenos Aires en tres horas y media. Don Ricardo tenía esa clase de salidas, de humor o de enojo, pero tenía una personalidad reposada, sobria y respetuosa.

En el pueblo de Saavedra vivía un almacenero, gallego y muy conocido por antiperonista. Cuando Ricardo Balbín pasó por la esquina, frente al almacén, no pudo contener la risa al leer un letrero que habían puesto los peronistas: "Perón será presidente, aunque se enoje el gallego de enfrente".

Volviendo a la situación del país, 1951 había comenzado con una huelga ferroviaria, que fue reprimida parcialmente y fue objeto de una declaración de ilegalidad, por lo cual el gobierno dispuso la movilización militar de los trabajadores. Balbín visitaba a los presos políticos y gremiales, alentándolos, en ocasiones con expresiones simples, humildes, propias del pueblo: "Tengan calma muchachos, no hay mal que dure mucho, en poco tiempo estarán afuera", les dijo a un grupo de dirigentes ferroviarios en la cárcel de Villa Devoto.

Siguiendo la cronología de Gerardo López Alonso, el gobierno clausuró el diario "La Prensa" y el obrero gráfico Roberto Nuñez, que junto a otros compañeros pretendía ingresar al taller del diario para reanudar las ediciones, fue asesinado. En marzo de 1951, Serafín R. Yustina, caudillo de Montserrat, que se hacía llamar "el Perón de la 13a." propuso a Eva Perón en segundo término para la futura fórmula presidencial y Perón anunció que la Argentina había logrado producir energía atómica gracias a los trabajos de Ronald Richter, aunque a fines de 1951 debieron considerarse fracasados los trabajos. Se produjo una nueva huelga ferroviaria y arreciaron las detenciones y torturas de obreros y estudiantes. Dos grupos de militares conspiraban contra Perón: uno, encabezado por el general Eduardo Lonardi, y otro, por el general retirado Benjamín Menéndez, pero lo hacían separadamente y sólo se manifestó con un alzamiento el segundo, que fracasó y determinó agravar la represión del régimen. Como consecuencia de esa sublevación se dictó la ley 14.117, que establecía la pena de muerte para el caso de rebelión. Al mismo tiempo se estimulaba la acción opositora.

La sublevación de Menéndez tuvo lugar el 28 de septiembre de 1951. El mes anterior, el 4 de agosto, se había reunido la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical, en Avellaneda. Previo al inicio de la convención se reunieron los sectores internos, representados por el Unionismo, y el sector constituido por el Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR). Silvano Santander, Mauricio Yadarola y Carlos Humberto Perette, por el Unionismo, y por intermedio de Santiago del Castillo transmitieron al otro sector su pretensión de que la Convención tratara el orden del día con exclusión de la elección de la fórmula presidencial a sostener en las elecciones futuras. El planteo fue apoyado por los delegados cordobeses en su mayoría pero, al fin, fue desestimado. La Convención eligió la fórmula presidencial el 6 de agosto: Ricardo Balbín, para el primer término, y Arturo Frondizi, para el segundo. Ambos aceptaron el ofrecimiento y fueron invitados a pronunciar sendos discursos en el lugar de reunión de la Convención.

Registró "Adelante" que a las 9.45 entraron a la Casa Radical de Avellaneda Balbín y Frondizi, precedidos por los vítores de los partidarios que llenaban el local y las inmediaciones. Les fue dificultosa la marcha pues faltaba, materialmente, espacio. Agregó el periódico radical que desde el sitial, el presidente Quiroz los recibió con una improvisada y vibrante arenga, y que la emoción fue visible en todos los rostros, comenzando a vivirse instantes solemnes, en una ceremonia magnífica y enaltecedora, calificada como "gran jornada para el radicalismo y la patria".
Habló Balbín. Su presencia en el estrado infundía silencio respetuoso. Un clima de expectativa y emoción cundía en el ambiente. El hasta no hacía mucho preso en la cárcel de Olmos ahora estaba inmerso en el afecto fraterno y en la solidaridad de los soldados del civismo argentino; en sus pechos los corazones latían con el ritmo de los que sienten la emoción de una esperanza, grande y magnífica.

La Convención Nacional adoptó como Programa de la Unión Cívica Radical las Bases de Acción Política sancionadas por la Convención el 29 de junio de 1948, y sancionó su plataforma electoral. Muchas veces Balbín destacó que estaba lejos de basar su acción en creencias e ideas personales, pero sí estaba íntimamente identificado con las propuestas que eran resultado de la democracia partidaria interna y del desenvolvimiento de sus organismos.

La plataforma electoral de 1951 no podía menos que afirmar la reconquista de la libertad y de la democracia; el sentido moral de la vida política; la cultura y la dignidad de la persona humana; el federalismo, en todas sus instancias; los principios en favor de la enseñanza en general y de la educación técnica, el estímulo a las artes, las letras y las ciencias; la libertad de enseñanza, el libre acceso a la cultura y la Reforma Universitaria; la justicia social y el desarrollo del derecho social, reafirmándose el cuadro total de derechos individuales y colectivos del trabajo y de la seguridad social, de acuerdo a los caracteres aceptados por las tendencias más progresistas del derecho comparado. "

Eduardo Giorlandini. Op. cit.


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