sábado, 12 de junio de 2010

12 de Junio: Día de Internacional de Lucha contra el Trabajo Infantil


12 de Junio, se conmemora en todo el mundo el Día Internacional de la Lucha contra el Trabajo Infantil. La fecha no sólo debe parecernos importante sino que debe ser una oportunidad más para reflexionar y ahondar más en una problemática muy cercana a todos, mucho más cercana de lo que podemos llegar a creer. El propósito de este artículo es esclarecer algunos conceptos básicos en la materia, desmitificar ciertas creencias y por sobretodas las cosas, desnaturalizar y visibilizar situaciones que hoy se nos presentan como cuestiones hasta cotidianas

¿Qué es hablar de Trabajo Infantil?

Antes que nada debemos conceptualizar el término: ¿Qué significa hablar de Trabajo Infantil? Después de muchos estudios, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) logró una definición universal al presentarlo como “toda actividad económica y/o estrategia de supervivencia, remunerada o no, realizada por niñas y niños, por debajo de la edad mínima de admisión al empleo o trabajo, o que no han finalizado la escolaridad obligatoria o que no haya cumplido los 18 años si se trata de un trabajo peligroso”. A su vez, se aclara que “se entiende por niño o niña a todo ser humano por debajo de los 18 años de edad, salvo que en virtud de la ley que sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad.”.

Cabe destacar que esta definición condice con el nuevo marco jurídico nacional otorgado en la materia a través de la Ley 26.061 sobre la Protección Integral de Derechos de Niños. Niñas y Adolescentes, en la que los niños pasan a ser Sujetos de Derechos y dejan de ser objetos ante los ojos de la Ley, rompiendo viejos paradigmas de instituciones como el Patronato por ejemplo. Otro resguardo jurídico nacional en el cual puede apoyarse esta definición se encuentra otorgada en la Ley 26.390 sobre la Prohibición del Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente. A través de la citada ley, se eleva la edad mínima de admisión al empleo para los adolescentes a los 16 años (antes era 14), reformando de esta manera las siguientes leyes:

•Ley 20.744 sobre Contrato de Trabajo,
•Ley 22.248 sobre el Régimen Nacional de Trabajo Agrario,
•Ley 23.551 sobre Asociaciones Sindicales
•Ley de Reforma Laboral Nro. 25.013
•Decreto Ley 326/56 sobre Servicio Doméstico
Otras fuentes normativas sobre la materia son el Convenio 138 de la OIT sobre la Edad Mínima de Admisión al Empleo y la Convención de los Derechos del Niño (ambos ratificados con su correspondiente ley nacional).

Como podemos observar, la definición de Trabajo Infantil tiene un asidero jurídico en el cual poder apoyarse y fundamentarse, sin embargo, todavía debemos romper pautas culturales y sociales que fomentan este tipo de prácticas, muchas veces invisibles para todos.
El Trabajo Infantil como fenómeno invisible: ¿Ceguera o Naturalización?

Cuando escuchamos o leemos que el trabajo infantil es un fenómeno difícil de medir por su invisibilidad, nos estemos refiriendo a dos factores fundamentales: Por un lado, el trabajo infantil doméstico, el que es puertas adentro en el mismo seno familiar. Sucede en muchas familias que los padres deben salir a trabajar y dejan la responsabilidad del cuidado de la familia y de la casa a la hija mayor. Decimos hija porque por lo general, este tipo de tareas recae en las niñas y adolescentes de la casa, tomando la problemática una dimensión de género. Por otro lado, el trabajo infantil ya es un fenómeno naturalizado en las grandes ciudades, como en los sectores agrarios. En éstos últimos, son muchas las variables que entran en juego: el aprendizaje del oficio, transmitido de generación en generación; el sistema del pago a destajo, mediante el cual a mayor recolección, mayor ganancia (utilizado por ejemplo, en la cosecha de la frutilla); las dificultades de acceder a centros educativos ya sea por la distancia o por la imposibilidad económica de poder concurrir etc.

La naturalización de estos fenómenos es un hecho consumado en toda la sociedad. Incluso en varios sectores se ve con buenos ojos que los niños comiencen a trabajar y perfeccionarse en un oficio desde temprana edad, para que, cuando sean adultos, les sea más sencillo conseguir un trabajo. Nada más falso: En la sociedad del conocimiento en la que hoy vivimos, lo que garantiza estabilidad laboral es una educación de calidad y el perfeccionamiento profesional en el propio oficio.

Otro mito es pensar que es preferible que los niños trabajen a que estén robando o sin hacer nada. Esto es incorrecto. Los niños tienen derecho a la educación y al juego, factores vitales en su desarrollo pleno como persona. A su vez, tampoco es cierto que exista la delincuencia debido a que los niños no trabajen, los factores a considerar son otros que no vienen al caso.

Naturalizar el trabajo infantil significa enceguecernos frente a un fenómeno mediante el cual dejamos a la suerte del destino a toda una generación de niños, niñas y adolescentes que no sólo son el futuro de la patria: Son, además. su presente.

La estigmatización y la condena social
La condena social al Trabajo Infantil es un punto de cuidado, ya que muchas veces se condena al adulto responsable o a cierta capa social en su totalidad por la problemática, cuando en realidad lo que debería condenarse son estas prácticas laborales de explotación de personas. No se puede culpar al seno familiar del niño o la niña por tener necesidades o por no encontrar las repuestas adecuadas. Ni tampoco, cómo decíamos antes, podemos omitir o naturalizar la situación de marginalidad que sufren hoy miles de niños en nuestro territorio.

El trabajo infantil no sólo se erradica mediante la identificación de culpables, sino que también se erradica mediante el compromiso del Estado y de la sociedad en su conjunto. Ninguno de estos dos actores está en condiciones de enfrentar semejante problema en forma individual. La articulación entre ambas entidades resulta fundamental a la hora de tomar definiciones y planificar acciones conjuntas.

La respuesta acertada al Trabajo Infantil
Pero entonces cabe preguntarse cual es la respuesta de fondo a semejante problemática. La respuesta es el TRABAJO DECENTE para los adultos. Quizás pueda sonar a consigna televisiva o spot publicitario, pero no caben dudas que la mejor manera de erradicar el Trabajo Infantil es a través de la creación de fuentes dignas y genuinas de trabajo para los adultos.

El contexto social y económico juegan un rol fundamental en la erradicación del Trabajo Infantil: No se puede pretender políticas sociales de estado eficaces que no sean transversales, multidimensionales y planificadas con las instituciones de la sociedad civil. Erradicar el Trabajo Infantil, significa en gran parte, cerrar los círculos viciosos de la pobreza estructural y del Trabajo Informal..

Hagamos que este 12 de Junio no sea una fecha más en el calendario. La responsabilidad de erradicar el Trabajo Infantil corresponde al Estado, pero es una tarea que debemos realizar entre todos.

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