A dos años del rechazo de la resolución 125. Por Ernesto Sanz
El debate por la resolución 125 generó un antes y un después en la política argentina reciente, sobre todo en el proceso que se inició tras la crisis político-institucional de fines de 2001. Esto fue así por varias razones. La primera es que le devolvió protagonismo al Congreso, que en los primeros años del kirchnerismo no había sido tenido en cuenta. La gente estaba más preocupada por conseguir algo de estabilidad, tener trabajo y subsistir que en lo que pasaba en el Parlamento.
Además, fue un momento bisagra para la relación del Gobierno con la oposición. La lucha del campo ayudó a la dirigencia política y sobre todo a los opositores a encontrar un rumbo que por sí solos no encontraban.
Por otro lado, la sociedad advirtió que podía ponerle límites al Gobierno y eso fue lo que pasó en las elecciones del 28 de junio del 2009: se produjo un rotundo rechazo en las urnas a los K. Por último, todo derivó en un equilibrio en la política argentina entre el oficialismo y la oposición y aparecieron nuevos referentes. Muchos de nosotros somos conocidos desde aquella madrugada histórica en la que la gente descubrió a Cobos.
A partir del 17 de julio de 2008 la UCR volvió a tener una chance con la ciudadanía. La gente se había olvidado de nosotros y desde ese momento se produjo un proceso de visualización; muchos vieron que habíamos estado sosteniendo un proceso de fuerte resistencia al kirchnerismo.
También el oficialismo comenzó a vivir nuevos tiempos. El Gobierno tuvo que extremar su modelo de presión y extorsión porque como ya no garantizaba el éxito a sus subordinados, reforzó el apriete.
Creo que hay un saldo residual y que el Gobierno no volverá a recuperar a grandes sectores de la sociedad que están en contra de su patología: el autoritarismo.
La ligazón del Gobierno con los sectores medios y moderados se cortó definitivamente y que aunque incentive leyes progresistas como el casamiento homosexual la gente sólo tendrá encuentros furtivos con él porque sabe que se apropia de banderas que no siente al solo efecto de sacar réditos políticos.
El debate por la resolución 125 generó un antes y un después en la política argentina reciente, sobre todo en el proceso que se inició tras la crisis político-institucional de fines de 2001. Esto fue así por varias razones. La primera es que le devolvió protagonismo al Congreso, que en los primeros años del kirchnerismo no había sido tenido en cuenta. La gente estaba más preocupada por conseguir algo de estabilidad, tener trabajo y subsistir que en lo que pasaba en el Parlamento.
Además, fue un momento bisagra para la relación del Gobierno con la oposición. La lucha del campo ayudó a la dirigencia política y sobre todo a los opositores a encontrar un rumbo que por sí solos no encontraban.
Por otro lado, la sociedad advirtió que podía ponerle límites al Gobierno y eso fue lo que pasó en las elecciones del 28 de junio del 2009: se produjo un rotundo rechazo en las urnas a los K. Por último, todo derivó en un equilibrio en la política argentina entre el oficialismo y la oposición y aparecieron nuevos referentes. Muchos de nosotros somos conocidos desde aquella madrugada histórica en la que la gente descubrió a Cobos.
A partir del 17 de julio de 2008 la UCR volvió a tener una chance con la ciudadanía. La gente se había olvidado de nosotros y desde ese momento se produjo un proceso de visualización; muchos vieron que habíamos estado sosteniendo un proceso de fuerte resistencia al kirchnerismo.
También el oficialismo comenzó a vivir nuevos tiempos. El Gobierno tuvo que extremar su modelo de presión y extorsión porque como ya no garantizaba el éxito a sus subordinados, reforzó el apriete.
Creo que hay un saldo residual y que el Gobierno no volverá a recuperar a grandes sectores de la sociedad que están en contra de su patología: el autoritarismo.
La ligazón del Gobierno con los sectores medios y moderados se cortó definitivamente y que aunque incentive leyes progresistas como el casamiento homosexual la gente sólo tendrá encuentros furtivos con él porque sabe que se apropia de banderas que no siente al solo efecto de sacar réditos políticos.
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