Miguel Ángel Giubergia es diputado nacional de la UCR y vicepresidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda. Para El Cronista
La discusión sobre el proyecto de la oposición de otorgar el 82% móvil para la jubilación mínima ha dejado en evidencia el doble discurso que siempre acostumbra presentar el gobierno nacional. Dada la importancia del tema y lo justo de la iniciativa, la friolera de cuatro ministros del gobierno y el Director del Anses se vieron obligados a sostener posturas contradictorias con las que ellos mismos han venido manteniendo en temas económicos.
Por un lado, el Ministro del Interior sostuvo que el aumento a los jubilados es inflacionario. Ante esto surgen varias dudas, ¿Cómo puede se puede explicar que por una parte el fuerte aumento del gasto en infraestructura, seguridad social, subsidios o la misma asignación universal por hijo no se lo considere inflacionario y ante esta propuesta salten voces histéricas en su contra?.
Si los otros gastos no son la fuente de la evidente y creciente inflación que enfrenta la población todos los días, tampoco lo puede ser este ajuste de haberes. La razón de la queja se basa en que la iniciativa no partió desde el Ejecutivo. Ese es el único y verdadero motivo.
Si de aumentos injustificados de gastos hablamos, busquemos las causas en los aumentos que se dan en la SIDE, que se duplicó durante el gobierno kirchnerista, o en los sobre precios de las obras públicas, en las importaciones de gas oil, en el fútbol para todos y en los innecesarios gastos fastuosos en publicidad oficial.
En tanto, el Ministro de Economía, que debería ser la voz de la lógica económica dentro del gobierno, manifestó que otorgar el 82% móvil es ‘sacarle recursos a los jubilados’. Por si Boudou no comprendió la propuesta, se está dando a los jubilados recursos que les corresponden, que deben aplicarse al sector, lo que no ha sido la práctica habitual de estos años de la Anses en el kirchnerismo, que destina enormes sumas a financiar todo tipo de actividades no relacionadas con los jubilados.
Una gran parte de los recursos de la Anses, que se gasta libremente el gobierno nacional sin control, corresponde por derecho propio y originario a las provincias, cedidos cuando se llevó adelante la reforma previsional del 92 y nunca devueltos a ellas por la firme oposición del gobierno nacional a esta medida.
Aníbal Fernández, con su habitual estilo, sostuvo que el proyecto de aumento a los jubilados es ‘bochornoso’ y los que elabora la oposición son ‘demenciales’. Su jefe Néstor Kirchner fue más lejos y vaticinó ‘que quebraría al país’.
Los kirchneristas se espantan con la movilidad jubilatoria, pero nunca se sonrojaron con la existencia de una embajada paralela en Venezuela, ni con el reparto pocos transparentes subsidios al transporte, ni que aparezca un Antonini Wilson con una valija llena de dólares, ni los negocios de Jaime, o los cuantiosos patrimonios de los secretarios de la presidente.
La estrategia del gobierno es dilatar los tiempos, desnaturalizar la discusión de fondo, que claramente en el caso del 82% móvil para los jubilados no está en la existencia de recursos que se saben abundantes, sino en la justicia y transparencia de su distribución. Es darle a los jubilados lo que merecen y que el poder ejecutivo se vea en la obligación moral de explicitar los motivos por los que una institución como la Anses, que dice que tiene un superávit de más de $ 15.000 millones al año, no puede otorgar ese beneficio, pero si puede dar dinero al Tesoro para financiar sin control cualquier otro tipo de gasto.
La discusión sobre el proyecto de la oposición de otorgar el 82% móvil para la jubilación mínima ha dejado en evidencia el doble discurso que siempre acostumbra presentar el gobierno nacional. Dada la importancia del tema y lo justo de la iniciativa, la friolera de cuatro ministros del gobierno y el Director del Anses se vieron obligados a sostener posturas contradictorias con las que ellos mismos han venido manteniendo en temas económicos.
Por un lado, el Ministro del Interior sostuvo que el aumento a los jubilados es inflacionario. Ante esto surgen varias dudas, ¿Cómo puede se puede explicar que por una parte el fuerte aumento del gasto en infraestructura, seguridad social, subsidios o la misma asignación universal por hijo no se lo considere inflacionario y ante esta propuesta salten voces histéricas en su contra?.
Si los otros gastos no son la fuente de la evidente y creciente inflación que enfrenta la población todos los días, tampoco lo puede ser este ajuste de haberes. La razón de la queja se basa en que la iniciativa no partió desde el Ejecutivo. Ese es el único y verdadero motivo.
Si de aumentos injustificados de gastos hablamos, busquemos las causas en los aumentos que se dan en la SIDE, que se duplicó durante el gobierno kirchnerista, o en los sobre precios de las obras públicas, en las importaciones de gas oil, en el fútbol para todos y en los innecesarios gastos fastuosos en publicidad oficial.
En tanto, el Ministro de Economía, que debería ser la voz de la lógica económica dentro del gobierno, manifestó que otorgar el 82% móvil es ‘sacarle recursos a los jubilados’. Por si Boudou no comprendió la propuesta, se está dando a los jubilados recursos que les corresponden, que deben aplicarse al sector, lo que no ha sido la práctica habitual de estos años de la Anses en el kirchnerismo, que destina enormes sumas a financiar todo tipo de actividades no relacionadas con los jubilados.
Una gran parte de los recursos de la Anses, que se gasta libremente el gobierno nacional sin control, corresponde por derecho propio y originario a las provincias, cedidos cuando se llevó adelante la reforma previsional del 92 y nunca devueltos a ellas por la firme oposición del gobierno nacional a esta medida.
Aníbal Fernández, con su habitual estilo, sostuvo que el proyecto de aumento a los jubilados es ‘bochornoso’ y los que elabora la oposición son ‘demenciales’. Su jefe Néstor Kirchner fue más lejos y vaticinó ‘que quebraría al país’.
Los kirchneristas se espantan con la movilidad jubilatoria, pero nunca se sonrojaron con la existencia de una embajada paralela en Venezuela, ni con el reparto pocos transparentes subsidios al transporte, ni que aparezca un Antonini Wilson con una valija llena de dólares, ni los negocios de Jaime, o los cuantiosos patrimonios de los secretarios de la presidente.
La estrategia del gobierno es dilatar los tiempos, desnaturalizar la discusión de fondo, que claramente en el caso del 82% móvil para los jubilados no está en la existencia de recursos que se saben abundantes, sino en la justicia y transparencia de su distribución. Es darle a los jubilados lo que merecen y que el poder ejecutivo se vea en la obligación moral de explicitar los motivos por los que una institución como la Anses, que dice que tiene un superávit de más de $ 15.000 millones al año, no puede otorgar ese beneficio, pero si puede dar dinero al Tesoro para financiar sin control cualquier otro tipo de gasto.
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