Nota de Opinión de Darío Utz, Secretario General de Franja Morada.
Los Reformista del 18 nos dejaron un legado que hoy, 90 años después todavía perduran, son las libertades que nos faltan. Asumimos sin petulancia, el difícil compromiso de realizar aquello que quedo trunco. Lo hicimos, a nuestro modo, sin lugar a dudas con nuestros errores, desde el lugar que nos toco y en la hora histórica, que nos puso delante de la protesta, detrás de un pupitre, o dentro de un recinto en los consejos directivos o superiores, siempre tratando de estar a la altura de la mas valiosa herencia que nos ha legado la gesta de Junio, esa que nos permitió a los estudiantes, asumir la responsabilidad de ser protagonistas en la conducción de los destinos de nuestras casas de estudio, por que sin duda alguna la Reforma del 18, formuló ademas, un enorme aporte a la construcción de una práctica política de dialogo y construcción de consensos, como acciones previas a la toma de decisiones. El cogobierno Universitario, es la expresión de ese proceso. Las universidades argentinas, pasaron de ser dirigidas por un sector de la sociedad, a convertirse en uno de los ámbitos públicos más democráticos.. Queremos decir, que se nos llena el pecho de nostalgia cuando releemos las páginas de aquel momento histórico gigante, y todo lo bueno que ello ha implicado, pero al mismo tiempo, somos racionalmente conscientes del lugar en el que nos encontramos hoy. En nuestro afán de luchas y sueños de un futuro mejor, no dejamos de divisar, las cada vez, mas sombrías perspectivas que se ciernen sobre el presente y futuro del sistema educativo en su conjunto. Claro esta, que en un país en donde la educación no ocupa un lugar prioritario en la agenda publica, más que en lo discursivo, es difícil imaginarse un futuro auspicioso.
Desde el lugar que hoy nos asigna la historia, habemos jóvenes que no estamos dispuestos, ha observar mansamente como se continua poniendo en juego todos los días el futuro de miles de argentinos, pero también sabemos que no somos los únicos dispuestos a defender las mejores tradiciones reformistas, ya no solo en lo que respecta a el futuro de la universidad, a la cual es necesario volver a dotarla de las mejores herramientas para que vuelva a ser ese factor de movilidad social que nos puso a los ojos del mundo, como una de las naciones mas igualitarias. Decimos que también que ser reformista hoy, indudablemente implica tener una visión totalizadora del sistema educativo, el cual debe comenzar cumplir con su objetivo primordial hoy: Formar ciudadanos, capaces de ejercer sus derechos, de vivir en sociedad y con capacidad de adaptarse y hacer frente a los desafíos que le opone la era en que vivimos, en la cual la formación lo es todo, y el no acceso a ella implica una segura exclusión del tejido social.
Los últimos días vividos por nuestra sociedad, han logrado trazar un haz de esperanza en aquellos que imaginamos una realidad diferente, y tiene que ver con que quizás aun es viable en este país, llegar a lo profundo del sentido común de esta sociedad a través de un legitimo reclamo, pero tal vez lo que se logro, pretendidamente o no, fue que los argentinos nos comencemos a indagar que democracia estamos dispuestos a vivir, y , es innegable que una gran mayoría ha querido optar por aquella en la que el dialogo ocupa un lugar central. si esto fuera así, acaso habrá llegado la hora de que demos las batallas que sean necesarias, a fin de que logremos entender todos, de que esa democracia, puede ser mucho mejor, con una educación de calidad, que garantice una real inclusión, que jerarquice en todos los aspectos la labor docente, en definitiva, son todos aspectos que denotarían que deja de ser una herramienta para adornar discursos y vuelve a ser, como alguna vez sucedió, a ser una política de Estado.
Estamos convencidos de que vale la pena reclamar y exigir una educación acorde a los tiempos en que vivimos, aquellos jóvenes del 18 lo hicieron lentamente. Llevó décadas que su sueño se asiente. Pero su enseñanza indica que nos podemos hacer cargo del futuro. Que la historia de nuestro futuro permanece abierta, con páginas que reclaman ser escritas.
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